El presidente de Egipto Abdel Fattah al Sisi recibió este domingo en El Cairo al mariscal libio Jalifa Haftar, el líder del Ejército Nacional Libio (LNA) que domina el este de Libia y el 4 de abril lanzó una ofensiva para apoderase de Trípoli, sede del Gobierno de Unidad Nacional (GNA), informaron medios de comunicación estatales.
Sisi, uno de los principales aliados de Haftar, conversó con el mariscal libio sobre "la evolución de la situación en Libia", indicaron las fuentes al periódico Al Ahram.
Al menos 121 personas han muerto y 561 resultaron heridas en los combates alrededor de Trípoli entre tropas del GNA y el LNA, de acuerdo a la Organización Mundial de Salud (OMS).
La ofensiva del LNA, que gobierna junto a diferentes aliados y en el este del país con sede en Tobruk, está amenazando con hacer colapsar al gobierno del GNA en el oeste, que cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas (ONU).
Ambas facciones surgieron en el caos y la violencia que dejó el derrocamiento del dictador Muamar al Gaddafi en 2011, y compiten por el poder en el territorio libio desde 2014.
En los primeros días de la ofensiva lanzada por Haftar, el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, había advertido en conferencia de prensa que la vía militar no era la solución al conflicto civil.
Algo similar señaló el canciller ruso Sergei Lavrov, quien participó de la misma conferencia en El Cairo y también llamó a una solución política para el país.
Pero lo cierto es que Haftar ha modelado su figura política en el estilo autoritario de Al Sisi, un general egipcio que derrocó al gobierno electo de Mohammed Morsi, impuso una dictadura militar y luego se hizo elegir presidente en comicios cuestionados.
Además, Egipto ha provisto armas y financiamiento al LNA citando su rol de lucha contra los diferentes grupos extremistas islámicos que han surgido en Libia desde 2011.
Haftar fue, a su vez, un hombre cercano al fallecido dictador libio Gaddafi, aunque luego entró en conflicto con el brutal líder y se exilió durante dos décadas en los Estados Unidos. Retornó en 2011 y en medio de la ola de levantamientos en todo el país, y pronto se puso al frente de uno de los muchos grupos que contribuyeron al derrocamiento de su antiguo mentor.
Esta primera ola de violencia duró poco menos de un año y en 2012 se celebraron elecciones en Libia por primera vez en 60 años. Pero los gobiernos resultantes fueron demasiado débiles para mantener el control del país petrolero, y en 2014 la guerra civil comenzó de nuevo, y persiste hasta hoy.
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