Al menos 20 personas murieron, casi la mitad de ellas pertenecientes a la minoría chiíta hazara, y otras 40 resultaron heridas por la explosión el viernes de una bomba oculta en un saco de patatas en un mercado en el oeste de Pakistán.
"Una gran explosión" se produjo a primera hora de la mañana en la zona Hazarganji de la insegura ciudad de Quetta, cuando un número importante de personas se encontraba en el mercado de compras, dijo un vocero de la Policía local, Fraz Hussain.
El artefacto explosivo de fabricación casera estaba oculto en un saco de patatas y causó la muerte de 20 personas y heridas a otras 40, confirmó por su parte el vocero policial Muhammad Ramzan.
Hussain explicó además que las primeras pesquisas indican que se trató de un ataque contra la minoría chiíta hazara, muy perseguidos en el país asiático.
En declaraciones a la televisión local Dawn, el inspector general adjunto de la urbe, Abdul Razzaq Cheema, también consideró probable que se tratara de un ataque dirigido contra esta minoría, que suele acudir a diario al mercado con escolta policial desde las zonas fuertemente protegidas donde viven.
En esta ocasión, el convoy estaba formado por "11 vehículos y 55 personas", explicó Cheema, que detalló que las fuerzas de seguridad se encontraban protegiéndolos tanto al principio como al final del convoy.
"La Policía cerró las puertas (del mercado) para que nadie pudiera entrar", insistió.
Sin embargo, la medida fue insuficiente, ya que las primeras pesquisas apuntan a que la bomba había sido colocada antes de que llegaran al mercado.
Tras estas declaraciones, Ziaullah Langove, ministro de Interior de la provincia de Baluchistán, donde ocurrió el atentado, rechazó la versión de que los hazaras eran el objetivo del ataque, al señalar en rueda de prensa que el atentado no estaba dirigido contra "una comunidad específica".
Los hazaras son una minoría étnica originaria del centro de Asia que suele sufrir los ataques sectarios de grupos integristas de la mayoría musulmana sunita.
En 2013, tres matanzas en barrios chiítas y hazaras de las ciudades de Quetta y Karachi causaron más de 250 muertos.
El primer ministro paquistaní, Imran Khan, condenó el ataque de hoy en un comunicado y pidió que los "heridos reciban el mejor tratamiento posible".
Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, es una de las localidades más conflictivas de Pakistán, con la presencia de grupos armados separatistas, facciones talibanes y grupos yihadistas.
El pasado julio, 149 personas murieron en un atentado en esta provincia en un mitin electoral durante la campaña de las elecciones generales, en el peor ataque de la historia del país.
La violencia terrorista ha disminuido notablemente en Pakistán desde que el Ejército lanzó una operación en las zonas tribales del noroeste en junio de 2014, que más tarde amplió al resto del país.
En ese operativo murieron 3.500 supuestos terroristas, de acuerdo con datos del Ejército no verificados de forma independiente.
Con información de EFE
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