A los 82 años, y con una salud delicada -pero que nunca le impidió cumplir con sus labores-, el papa Francisco no dudó: con algo de dificultad, la respiración agitada y la ayuda de sus asistentes, se arrodilló ante sus invitados en el Vaticano y besó sus pies, para sorpresa de los presentes en la sala, que miraban incrédulos la escena.
Francisco ponía fin, de ese modo, en la mañana del jueves, al retiro espiritual que tuvo lugar en Santa Marta con el fin de que los líderes de los principales bandos enfrentados en Sudán del Sur pongan cese a los enfrentamientos y se comprometan a formar un gobierno de unidad el mes próximo.
"Te estoy pidiendo como hermano que te mantengas en paz. Te lo estoy pidiendo con mi corazón, sigamos adelante. Habrá muchos problemas, pero no nos superarán. Resuélvelos", dijo el Pontífice ante el presidente Salva Kiir; el ex diputado, que se convirtió en el líder rebelde, Riek Machar y ante otros tres vicepresidentes, según publicó la Agencia Católica de Informaciones. El objetivo del encuentro era que respeten el armisticio que firmaron y que se comprometan a formar un gobierno de unidad el mes próximo.
El Vaticano reunió a los líderes de Sudán del Sur durante dos días de oración dentro de la residencia del Papa en un último intento para acercar a las partes en pugna, un mes antes de que la nación asolada por la guerra establezca un gobierno de unidad.
Las palabras del Papa llegan, además, cuando se conoció la noticia de que un golpe militar destituyó al dictador del vecino Sudán, Omar al Bashir, después de tres décadas en el poder, lo que podría condicionar el frágil acuerdo de paz que puso fin a la brutal guerra civil que vivieron durante cinco años en Sudán del Sur.
El papa Francisco clausuró el retiro espiritual en el Vaticano del que participaron autoridades civiles y eclesiásticas sursudanesas, a quienes insistió: "No me cansaré de repetir que la paz es posible". Además, aseguró que espera visitar próximamente ese país.
Durante su discurso final en Santa Marta, Francisco dijo: "Les pido, como hermano, que permanezcan en la paz, lo pido con el corazón: vamos hacia adelante, habrá tantos problemas, pero no se asusten, vayan hacia adelante, resuelvan los problemas, ustedes han comenzando un proceso, que termine bien".
"Nosotros, los cristianos, creemos y sabemos que la paz es posible porque Cristo resucitó y venció el mal con el bien; aseguró a sus discípulos la victoria de la paz sobre los cómplices de la guerra, que son la soberbia, la avaricia, el deseo de poder, el interés egoísta, la mentira y la hipocresía", señaló.
"Deseo de corazón que definitivamente cesen las hostilidades… que las divisiones políticas y étnicas sean superadas y que la paz sea duradera, por el bien común de todos los ciudadanos que sueñan comenzar a construir la Nación", expresó el Papa antes de concluir con una invocación al Espíritu Santo, para que "los enemigos se abran al diálogo, los adversarios se estrechen la mano y los pueblos se encuentren en la concordia".
Los participantes recibieron una biblia firmada por el Santo Padre, por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y por el ex moderador de la Iglesia Presbiteriana de Escocia, P. John Chalmers, con el mensaje:"Busca aquello que une. Supera aquello que divide".
Independizado en 2011 de Sudán, Sudán del Sur es el país más "joven" del mundo. Desde diciembre de 2013 estuvo bajo una sangrienta guerra civil hasta 2018, cuando se firmó un acuerdo que impone un gobierno unificado, formado por ambas partes en pugna, que comenzará a regir el 12 de mayo de 2019.
El acuerdo fue firmado por el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, y por el ex líder rebelde Riek Machar. Uno de los requisitos más importantes del tratado, la integración de las fuerzas armadas, aún no se han cumplido. La guerra ha generado una grave crisis humanitaria.