Las fuerzas armadas de Malta evacuaron el martes por razones médicas a una de los 64 migrantes a bordo de un buque humanitario varado desde hace seis días en el mar, mientras Europa negocia dónde ofrecerle un puerto seguro.
La mujer sufría mareos y había perdido el conocimiento, pero funcionarios del grupo humanitario alemán Sea-Eye dijeron que era imposible hacer un diagnóstico preciso a bordo.
"Tenemos que prever estas situaciones si no se permite trasladar rápidamente a esta gente a un lugar seguro", dijo Jan Ribbeck, gerente de operaciones a bordo del buque de rescate Alan Kurdi.
Sea-Eye informó a Malta, el puerto más cercano, de la escasez de comida y agua para los migrantes, entre los que hay ahora 11 mujeres, un niño y un bebé.
La Unión Europea, por su parte, dijo que inició conversaciones con los estados miembros para buscar un puerto y países que reciban a los migrantes, tras la negativa de las naciones más próximas, Malta e Italia, a permitir que embarcaciones de rescate de cualquier ONG atraquen en sus puertos.
"Es un barco de bandera alemana, de una ONG alemana, con dueño alemán, con capitán de Hamburgo. Rescató a los migrantes en aguas libias y ahora está pidiendo puerto. Pues bien, que vaya a Hamburgo", declaró la semana pasada el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini.
La "cuestión política sobre la distribución de los rescatados… eclipsa a los derechos humanos" de las personas a bordo de la embarcación, apuntó el vocero de Sea-Eye, Dominik Reisinger.
En estos días, indicó Sea Eye, los migrantes han relatado a los cooperantes las razones por las que abandonaron su hogar y las torturas de las que han sido víctimas en Libia.
Las mujeres denuncian casos de violencia sexual y los hombres, chantaje, tortura e incluso el asesinato de aquellos migrantes que ya no podían pagar a los traficantes.
"Después de todo el sufrimiento en su camino a Europa, el continente donde a sus políticos les gusta tanto hablar de los valores europeos, estos solo tienen un mensaje claro para nuestros supervivientes: '¡No queremos que estén aquí!'", señaló el presidente de Sea Eye, Gorden Isler.
El presidente de la ONG denunció que "estas personas están atrapadas en sus botes entre dos mundos que les muestran todo tipo de desprecio".
El barco está construido para 20 personas, no para los 80 que tiene a bordo, incluida la tripulación, agregó Ribbeck. Muchos duermen en cubierta, a la intemperie, sin ropa para cambiarse cuando se mojan.
Se necesita agua para beber, cocinas y la higiene personal. Ribbeck dijo que notificaron a Malta que necesitan agua y mudas de ropa para el miércoles a más tardar.
"Algunas personas aquí llevan la misma ropa desde hace semanas. Son circunstancias inenarrables en un buque europeo", dijo Ribbeck.
Colleen Barry para Associated Press
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