Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC, en inglés) surgieron en 1979 tras la Revolución Islámica que depuso al Sha de Persia e instauró el actual régimen teocrático dirigido por los ayatolás.
También conocida como pasdaran ("guardianes" en farsi), esta fuerza paramilitar fue pensada como una rama de las Fuerzas Armadas de Irán encargada de proteger precisamente el régimen teocrático y la república islámica, a diferencia del rol más tradicional de protección de fronteras del ejército, la marina y la fuerza aérea.
Su existencia está amparada en el artículo 150 de la Constitución de Irán, y se trata de una de las formaciones más poderosas del estado persa y una de sus más políticamente motivadas.
Se cree que actualmente cuenta con unos 120.000 miembros destinados a unidades terrestres, navales y aéreas, y la Fuerza Quds, que es su división de operaciones en el extranjero. Además, controla a las milicias Basij, que suman otros 90.000 miembros.
Efectivos de la IRGC combatieron como unidades paramilitares en la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988; en la guerra civil en el Líbano entre 1975 y 1990 y durante la invasión israelí de 2006; y más recientemente en las guerras civiles en Siria y en Irak.
Específicamente en el conflicto sirio iniciado en 2011, se han convertido en uno de los principales aliados del régimen del dictador sirio Bashar al Assad y una de las razones por las que éste no ha caído.
También en Siria la IRGC, a las órdenes del régimen chiita iraní, ha entrado en conflicto con el grupo terrorista sunita Estado Islámico (ISIS).
Su vinculación como patrocinador del terrorismo y su rol desestabilizador acusado por Estados Unidos, que este lunes la designó como organización terrorista, están relacionados a las acciones de la Fuerza Quds, que dirige precisamente las operaciones iraníes en Siria, Irak, Afganistán y el Líbano, entre otros países.
En este rol, la Fuerza Quds apoya y entrena a los grupos terroristas Hezbollah en el Líbano, y Hamas y Yihad Islámica en la Franja de Gaza, además de las milicias hutíes en Yemen y a distintos grupos chiitas en Siria y Afganistán.
Especialmente su rol en la creación, formación y financiamiento del grupo terrorista libanés Hezbollah ha generado un rechazo unánime a las actividades de la IRGC en casi todo el mundo.
De hecho Hezbollah está acusado de orquestar numerosos y brutales ataques terroristas en todo el mundo, incluyendo los ocurridos en 1992 en la embajada de Israel en Argentina y en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ambas en Buenos Aires, que dejaron un saldo de 22 y 86 muertos respectivamente.
Como consecuencia de estas acciones también Arabia Saudita y Bahréin, además de Estados Unidos, han designado a la organización como terrorista.
El grupo también está vinculado al desarrollo del programa atómico iraní y su costado militar, uno de los motivos centrales de la actual disputa entre Teherán y Washington luego de que el presidente Donald Trump retirara a su país del acuerdo nuclear que la comunidad internacional había firmado con los persas en 2015.
Pero más allá de estas actividades, la IRGC es una organización compleja que mantiene roles sociales, económicos, políticos y militares, controlando mediante una brutal represión y numerosas violaciones a los derechos humanos a la sociedad iraní, y exportando los principios de la Revolución Islámica al extranjero.
En el plano económico controlan diferentes industrias petroleras, gasíferas de telecomunicaciones y de la construcción, y de acuerdo a Los Angeles Times facturan unos 12.000 millones de dólares al año, aunque esto podría haberse reducido en los últimos tiempos con las sanciones impuestas por Estados Unidos.
También se ha acusado a la IRGC de estar involucrada en el mercado negro, específicamente en el tráfico de artículos prohibidos en Irán como las bebidas alcohólicas, o limitadas por las sanciones.
Su actual comandante es Mohammed Ali Jafari, mientras que el líder de la fuerza Quds es el mucho más mediático y ambicioso Qassem Soleimani.
Tal es el poder de la IRGC dentro del país que para muchos analistas se han convertido en una competencia directa a la autoridad de la Asamblea de Expertos y el Líder Supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Khamenei.
Al respecto, el grupo tuvo un importante crecimiento durante los dos mandatos del presidente Mahmoud Ahmadinejad (2005-2013), quien como ex Basij la utilizó para reprimir las protestas contra el gobierno y le otorgó un enorme poder.
Ahmadinejad, quien además permitió el ingreso de numerosos miembros de la IRGC al gobierno, se convirtió en una problema para el régimen, por lo que se le prohibió competir en las elecciones presidenciales de 2017.
Los pasdaran son también muy activos en el terreno de las comunicaciones y mantienen un órgano propagandístico llamado Sepah News. Pero su principal influencia y alcance global lo logran mediante la agencia internacional de noticias Tasnim, una de las más modernas de Irán y vinculada desde sus inicios en 2012 a la IRGC.
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