Cuando volvieron a su pequeño departamento del centro de Ámsterdam, apenas habían pasado unas 12 horas de la llegada de su hija María, tras casi dos días de trabajo de parto. En la puerta estaba esperándolos Pearl, la enviada en el marco del servicio llamado "kraamzorg": una persona que durante los primeros 8 días después del parto se ocupa de controlar la salud de la madre y la de la bebé, de prestar asesoramiento de distinto tipo y hasta de algunas de las tareas domésticas del hogar.
Este sistema, incluido en el seguro básico sanitario de todo holandés, es único en el mundo y también lo son sus resultados, debido a que está orientado a un momento clave de la maternidad pero profundamente ignorado por el resto de los sistemas de salud, incluso en los de los países del llamado Primer Mundo. En efecto, más allá del cansancio, la presión y las dudas comunes a todas las madres y padres, diferentes estudios han dado cuenta de que una de cada diez mujeres sufren una patología identificada como depresión posparto. Otros calculan que la padece hasta el 35% de las madres aunque, en cualquier caso, es muy difícil de diagnosticar por las múltiples presiones a las que están sometidas las mujeres en el que debiera ser el momento 'más feliz' de sus vidas.
En Holanda, sin embargo, las mujeres corren con ventajas. "Proveemos el kraamzorg o 'cuidado maternal' durante el parto y los ocho días posteriores al mismo", explicó a Infobae Vanou Krikke, responsable de comunicaciones de la empresa ZimKraamzorg, que se ocupa de brindar el servicio en Holanda. "La enfermera maternal tiene a su cargo la realización de controles médicos a la madre y al bebé, y durante esos días seguirá de cerca la salud de ambos. También ayudará a la madre con los cuidados del recién nacido y le enseñará a ella y a la familia algunas cuestiones sobre el tema. Además, colaborará con tareas domésticas para que los padres o la flamante familia tenga tiempo para estar junta y adaptarse unos a otros. Colaborará con la mujer y su familia para que desarrollen una rutina diaria y la alentará a descansar para recuperarse correctamente después del parto", agregó.
Antes de eso, la enfermera maternal habrá asistido a la partera en el momento del nacimiento, ya sea que el parto se realice en la casa o en el hospital. "En resumen, ella estará ahí para ayudar en lo que la madre necesite desde el momento del parto hasta los primeros 8 días posteriores", explicó Krikke.
"Durante siglos, los cuidados maternales fueron proporcionados por las matronas. Éstas eran mujeres experimentadas y dedicadas, entrenadas en la práctica, a menudo asociadas a probados métodos antiguos", explicó sobre los orígenes del sistema. "Los primeros cursos para matronas se establecieron en 1900, y en 1923 el kraamzorg fue implementado definitivamente".
Controles médicos, asesoría y hasta tareas domésticas
Juan Rodríguez, un argentino que acaba de descubrir el sistema al convertirse en padre por primera vez en Holanda, comentó que, como la política del sistema de salud es que las madres no estén más de 24 horas en el hospital después del parto -a menos que ocurra alguna eventualidad y a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países-, la enfermera maternal está disponible desde las primeras horas de regreso en el hogar.
"El primer contacto lo hicimos durante el primer trimestre del embarazo; durante el segundo trimestre alguien de kraamzorg vino a nuestra casa a visitarnos y contarnos los detalles del sistema, y el día del parto fue la médica que nos asistió quien nos recordó que llamáramos a la empresa porque la mujer tenía que venir casi inmediatamente. Eso hicimos y estaba en la puerta cuando llegamos, doce horas después del nacimiento de María", detalló Rodríguez a Infobae.
Además, explicó que cada familia puede elegir si la enfermera maternal se quedará tres o seis horas por día, dependiendo de sus necesidades: "Como nosotros tenemos una casa muy chica elegimos la primera opción porque nos resultaba un poco incómodo que se quedara más tiempo".
Sobre las tareas, Rodríguez las dividió por etapas. "Lo primero fue lo médico. Es muy claro que esa es su prioridad durante los primeros días, que son muy críticos porque hay que controlar muchas cosas del bebé. El color, el peso, si toma o no la teta, si tiene fiebre, revisar los pañales usados, entre otras cosas. También revisa a la madre y la acompaña en su recuperación después del parto. En esos días nos hizo muchas preguntas sobre el comportamiento de nuestra bebé como si estaba alerta, si dormía y cuánto, si se movía y cómo".
Una vez que la enfermera se ocupa de la parte médica pasa a lo que podría denominarse la etapa de 'asesoría': "Nos explicó, por ejemplo, cómo calentar la leche, cómo bañar a la bebé, incluso datos sobre la lactancia".
"Recién con todas esas tareas cumplidas nos preguntó si queríamos que nos cocine algo, o que nos deje la cena hecha, para que nosotros podamos disfrutar de más tiempo con María. No es que se vaya a poner a lustrar los vidrios de las ventanas, pero es probable que si la casa es un caos y el baño está sucio la mujer se ocupe de esa limpieza. Y aunque no fue nuestro caso, en familias numerosas que viven en casas más grandes puede suceder que esa tarea se vuelva fundamental", concluyó.
Además de esas cuestiones, pensadas para liberar apenas un poco la carga que suelen tener las parturientas, desde ZimKraamzorg explicaron que, en caso de ser necesario, las mujeres están capacitadas incluso para prestar apoyo emocional, para colaborar en la búsqueda de una rutina en la familia, y para atender a otros hijos, si es que los hubiera. "Otro aspecto central tiene que ver con la lactancia materna, en lo que nuestras especialistas están puntualmente formadas para brindar orientación" en esos primeros días que pueden volverse cruciales.
En cualquier situación, las enfermeras maternales están instruidas para dar aviso a los médicos y especialistas que fueran necesarios ante cualquier eventualidad que pueda presentarse en esa primer semana de vida de los bebés.
Los detalles del caso holandés
Pese a que el sistema de salud holandés es privado, el servicio kraamzorg está incluido dentro de la póliza básica que es obligatoria contratar para cualquier ciudadano que viva y trabaje en el país, y que va de los 80 a los 120 euros mensuales. Además, todas las empresas que ofrecen el servicio están obligadas a otorgarlo a cualquiera que lo solicite.
"Nadie está excluido del servicio –confirmó Vanou Krikke-, aunque puede que se les pida a los padres una contribución mínima". Pero en el país que cuenta con uno de los niveles salariales más altos de Europa, también existe un mecanismo a través del cual el Estado devuelve lo que pagan por el seguro de salud aquellos trabajadores que reciban menos de 25.000 euros anuales, en lo que se considera un subsidio total a los más vulnerables.
Con este sistema, que existe en Holanda desde el año 1923, se ha convertido en derecho una asistencia que es clave para que las madres atraviesen la etapa posparto de la mejor manera. Pero no es lo único que ha hecho este pequeño país europeo para colocarse en la vanguardia de las políticas reproductivas y orientadas a la mujer. También el aborto está completamente legalizado desde el año 1984 hasta la semana 24 de gestación inclusive, y las madres tienen hasta 16 semanas de licencia laboral por el mismo tema. Posiblemente se trate, en este caso, de dos caras de la misma moneda.
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