Rodeada de montañas y casi al pie del Lago di Como, Esino Lario es una pintoresca comuna en el norte de Italia y una de esas pequeñas joyas de la Lombardía que cualquier turista desearía visitar.
Pero con apenas 747 habitantes y una población en retroceso desde la década de los '70, la aldea es también un símbolo de uno de los problemas sociales que más aquejan a toda Europa: el despoblamiento del interior y la migración hacia las grandes ciudades.
Para visibilizar esta situación el alcalde, Pietro Pensa, ha decidido extenderse en sus responsabilidades políticas y sencillamente poner el pueblo a la venta a través de un sitio web y mediante varios anuncios en la prensa nacional, incluyendo en el Corriere della Sera.
"Estoy vendiendo Esino Lario", lanzó Pensa en un video promocional. "No es un mensaje de emergencia, un quejido, sino un mensaje positivo: Esino es una tierra que ha hecho mucho con pocos recursos. Estamos dispuestos a sacrificar algo para permitir que los ciudadanos permanezcan aquí", agregó sobre este pueblo en la provincia de Lecco, de acuerdo con la agencia ANSA.
¿Qué se puede comprar? Desde el cartel de bienvenida (puede comprarse por 1.250 euros) y las bancas en la vía pública (sólo 280 euros cada una, ¡y lleve una gratis con la compra de dos!), hasta el edificio municipal (200.000 euros) y el vía crucis (600.000 euros), todo tiene precio en esta fantasía hecha realidad para quienes busquen ser dueños de su propio pueblo o quizás para los fanáticos del Sim City.
Gran parte de este material a la venta posee una enorme belleza y un valor histórico inigualable (como la Plaza Caprera, 350.000 euros incluyendo dos pequeñas fuentes), ya que si bien Esino Lario fue creada en 1927, fusionando las comunas de Esino Inferiore y Esino Superiore, hay evidencia de presencia humana en la zona desde el siglo V antes de Cristo.
Desde aquella época la actual Esino Lario quedó en medio de una importante vía de comunicación bordeando el Lago di Como, y por allí pasaron y vivieron en los siglos siguientes celtas, romanos, lombardos, carolingios, españoles y austriacos, entre muchos otros.
La zona también tuvo un rol importante en el proceso de unificación de Italia en la segunda mitad del siglo XIX. Precisamente, por la intensidad de estos tiempos tumultuosos, Esino Lario sufrió idas y venidas y siempre se mantuvo al margen del crecimiento y la riqueza de la poderosa Milán, situación que sólo fue potenciada por la Primera y Segunda Guerras Mundiales.
Pero no sólo las riquezas históricas de edificios y áreas públicas está a la venta. También se ofrece, con un descuento del 15%, la cueva helada de Moncodeno, una maravilla natural al precio de 450.000 euros.
No hay que perder tiempo, ya que la subasta terminará en tres días y ha generado malestar entre muchos de los vecinos, que no aprueban el remate de sus pueblo.
Pero no tan rápido: la campaña no sería otra cosa que una provocación, un marketinero intento de llamar la atención ante el problema que sufren las 5.544 pequeñas aldeas que aún sobreviven en toda Italia, desde la Lombardía hasta Abruzzo, desde el Piamonte hasta Lazio, y desde Sicilia y Cerdeña hasta Friuli Venezia Giulia.
Se trata de una medida más tomada por Pensa, quien asumió en 2015, para intentar revertir la tendencia, y que incluyó la organización en 2016 de la conferencia global de la enciclopedia Wikipedia.
Así que no, el acervo público y natural de la comuna ubicada a apenas 60 kilómetros de Milán no estaría a punto de pasar a manos del ocasional multimillonario aburrido. Pero casi.
De acuerdo con un relevamiento de la Asociación Nacional de Comunas Italianas (ANCI), citado por la edición italiana de Vanity Fair, entre 1971 y 2015 pequeñas localidades como Esino Lario han perdido en promedio más de la mitad de sus habitantes. En 115 de ellas el número llega al 60%, y un 80% de la población ha emigrado en algunos casos puntuales.
En total, se trata de 74.000 personas que han marchado a vivir a las grandes ciudades, en su mayoría jóvenes buscando mejores oportunidades.
Muchos de estos pueblos en donde la vida se hace cada vez más difícil, con una escasa oferta de bienes y servicios, caída en la producción cultural y falta de trabajo, han lanzado iniciativas para intentar repoblar, con distinto éxito.
Algunas han optado por vender casas por apenas un euro, como en Sambuca di Sicilia. Otras han pedido ser centros de acogida de refugiados, y en otros casos se ha intentado lanzar un paquete de incentivos fiscales para personas y empresas.
Para el presidente de ANCI, Antonio Decaro, "la despoblación no es un destino inevitable y esto es una campaña de alarma".
Decaro señaló ante Vanity Fair que era necesario promover y relanzar el desarrollo económico, social y cultural de estos pequeños pueblos, destacando que el 73% están dentro de los "pueblos más bellos de Italia" y que en el 94% existen productos regionales típicos que están protegidos bajo la denominación de origen.
Por ejemplo, Esino Lario es el lugar de origen de los Ravioli di Sant'Antonio, una variación del clásico plato italiano en el que se agrega papa a la masa y se incluye un relleno de carne, queso y una pizca de Amaretto.
Pero al margen de las estrategias basadas en el turismo y la comida, lo cierto es que el despoblamiento no es un problema italiano. En casi todos los países de Europa los pequeños pueblos, algunos con una historia sumamente antigua, están teniendo serias dificultades para retener a los jóvenes.
El año pasado cobró notoriedad el caso de Albinen, en Suiza, una idílica aldea alpina de 248 habitantes en peligro de desaparecer. Para intentar revertir esto el gobierno está ofreciendo 53.000 euros, más otros 7.600 euros para hijo, para las familias que se comprometan a vivir allí por al menos 10 años.
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