Primero fueron los estudiantes de 15 y 16 años, que tienen que dar un examen general tras dos años en la escuela secundaria: se quejaron porque les costaba entender la hora mientras rendían. Luego los más grandes, de 17 y 18 años, que dan un examen final, protestaron por lo mismo. Por fin las autoridades escolares del Reino Unido comenzaron a cambiar los relojes de las paredes: reemplazaron los analógicos , que los adolescentes ya no saben interpretar, por digitales.
Malcolm Trobe, subsecretario general de la Asociación de Líderes de Escuelas (ASCL) británica, confirmó la tendencia a The Telegraph: "Las generaciones actuales ya no leen los relojes tradicionales como las anteriores. Están acostumbradas a ver una representación digital del tiempo en el teléfono y en la computadora. Casi todo lo que tienen es digital", dijo.
Trobe, ex director escolar, dijo que los maestros quieren que los estudiantes se sientan lo más relajados posibles durante los exámenes. Y advirtieron que tener en el aula un reloj con manecillas puede ser un factor de estrés innecesario. "Nadie quiere que deban levantar la mano para preguntar cuánto tiempo les queda", ilustró.
Cuando el tema se hizo público en una conferencia de Partners in Excellence, en Londres, muchos maestros compartieron sus experiencias en las redes sociales: "Nuestra escuela reemplazó el reloj analógico con uno digital en la sala de exámenes, porque ya no les servía a los estudiantes para entender la hora", tuiteó Nicola Towle.
"Lo descubrimos hace unos años, algunos no podían leer los relojes en las aulas", escribió Cheryl Quine, de la escuela Cockermouth. "Verdad, nosotros también instalamos relojes digitales en el aula para exámenes", agregó Stephanie Keenan, profesora de Lengua en la Escuela Secundaria Ruislip.
Hasta hace poco se presumía que cuando los estudiantes llegaban al secundario ya podían descifrar las agujas. Pero ha dejado de ser así. "Puede ser un poco triste si los jóvenes que ingresan no pueden entender la hora en la esfera del reloj", dijo Trobe. "Uno tenía la esperanza de que se les enseñaría a los jóvenes a hacerlo, pero hoy vemos las ventajas de tener relojes digitales en las salas de exámenes".
El año pasado la pediatra Sally Payne, de la fundación pública Heart of England, advirtió que, debido a la tecnología, a los niños les cuesta cada vez más sostener lápices y lapiceras con la mano en las escuelas. "Para poder agarrar un lápiz y moverlo se necesita un fuerte control de los músculos de los dedos que intervienen en la motricidad fina. Los niños necesitan oportunidades para desarrollar esa capacidad".
Payne reconoció que darle una tableta a un niño es más fácil que estimularlo a desarrollar la motricidad fina con juegos de construcciones como Lego o con papeles, tijera y pegamento para cortar y armar cosas. Pero a eso se debe que "no desarrollan las capacidades básicas que necesitan para tomar y sostener un lápiz".
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