Con un meticuloso plan criminal, una banda delictiva robó este fin de semana una tradicional joyería del centro de Londres y se llevó piedras preciosas por una suma estimada en más de un millón de libras esterlinas (1,3 millón de dólares).
Los ladrones irrumpieron el domingo en la tradicional joyería George Attenborough and Son, con 176 años en su local de Fleet Street, luego de abrir un agujero en la pared desde el sótano de un negocio de apuestas vecino.
La planificación del robo tuvo especialmente en cuenta la fecha: este domingo se realizó en el centro de la capital británica la media maratón de Landmark, una carrera en la que participaron 13.000 personas y que generó ruido y movimiento en una zona habitualmente calma los fines de semana. El ruido en la calle habría ayudado a que pase desapercibido el sonido del taladro con el que agujerearon la pared medianera de la histórica tienda, llegaron a una escalera en el sótano del local y desde allí tuvieron acceso al salón principal de la joyería.
"Hicieron dos grandes agujeros para ingresar. Estuvieron allí todo el día domingo y luego se fueron por el mismo lugar que ingresaron", dijo una fuente policial citada por el diario The Sun.
La policía fue alertada a las 2 de la mañana del lunes y se encuentra en plena investigación de los hechos.
Los ladrones se llevaron anillos de diamantes, brazaletes, collares y pendientes por más de un millón de libras, según las primeras estimaciones.
El atraco trajo a la memoria de los londinense el espectacular robo del deposito de seguridad de Hatton Garden, en la semana santa de 2015, donde una banda utilizó equipos pesados para taladrar una pared durante cuatro días, acceder a la bóveda y llevarse joyas por cerca de 20 millones dólares. Los autores del llamado "robo del siglo" de Londres fueron atrapados y cinco integrantes de la banda fueron condenados a entre seis y siete años de cárcel.
George Attenborough & Son ocupa la planta baja de un edificio de cinco pisos que se describe a sí mismo como "uno de los últimos vestigios de la Inglaterra victoriana".
Un pequeño pasadizo corre entre la joyeria y la casas de apuestas, detrás de la sede del pub del viejo Banco de Inglaterra, donde alguna vez fue la sede de los todos los periódicos nacionales.
"Hay sólo una pequeña cantidad de asaltantes capaces de animarse a algo así. Es muy audaz pero perfectamente ejecutado, como en una película. Usar la cobertura de la maratón fue un golpe maestro", opinó la fuente consultada por el diario británico.
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