Hace 17 años, Déborah Fernández-Cervera salió a correr y nunca más volvió a casa. Tras 10 días desaparecida, se encontró su cuerpo desnudo en una cuneta a más de 40 kilómetros del último punto donde se le había visto con vida.
Su familia sabía que la joven no se había marchado de forma voluntaria. Había salido de casa sin llevarse ropa o dinero, sin su documentación personal o sus tarjetas de crédito. Tan solo salió a correr, algo que hacía con regularidad.
Cuando la encontraron, la joven de 21 años estaba desnuda. Alguien había lavado su cuerpo y la había colocado entre los matorrales, acostada de lado con los brazos y piernas flexionados, y hojas de acacia cubriendo su pubis y pechos.
El análisis forense demostró que su asesino se había tomado la molestia de conservar su cuerpo en un lugar frío para evitar su descomposición, y le había introducido semen de manera artificial.
Hasta el momento, la identidad del agresor sigue siendo desconocida. Nadie sabe con quién se encontró Déborah ni lo que ocurrió con ella en esos 10 días en los que estuvo desaparecida. Su crimen sigue impune y el caso está temporalmente archivado debido a la falta de nuevas pruebas.
La autopsia confirmó que había muerto por sofocación, posiblemente asfixiada con un objeto blando. Sin embargo, el resto de pruebas que había alrededor del cuerpo eran ficticias, pues su asesino se había tomado la molestia de hacer hasta lo imposible para no poder ser identificado.
Después de más de 15 años, la familia de la víctima pide a las autoridades españolas que se realicen nuevas investigaciones que ayuden a encontrar al asesino y evitar que este terrible crimen prescriba.
Unha nova pista reactiva a investigación do crime de Déborah Fernández https://t.co/2Evwu6Vwey pic.twitter.com/vEUmKfdotN
— TVG (@TVGalicia) March 25, 2019
Rosa Fernández-Cervera, hermana de la víctima, inició una petición en Change.org, para pedirle al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Tui que reabra el caso. En su solicitud, la familia explica que en todo este tiempo han pasado más de 5 equipos de investigación diferentes, se ha cambiado hasta en 3 ocasiones de juez, y toda la investigación no ha servido para aclarar quién está detrás de la muerte de la joven.
Los cargos prescriben en 3 años, y el mayor temor de los parientes de Déborah es que sea demasiado tarde para lograr encerrar al responsable. Por lo pronto, las autoridades siguen incluso sin poder determinar si había un móvil sexual o sentimental; ninguno de los engaños del agresor ha podido ser resuelto.
La familia abrió esta iniciativa el 3 de febrero en la plataforma y ha conseguido una fuerte movilización social para intentar esclarecer el caso. Hasta el momento ha conseguido más de 220.00 firmas.
Gracias a la presión, la policía española ha seguido indagando y un nuevo testimonio podría tener la clave del caso. Una persona ubicó a la joven en un punto distante al radio de acción que se manejaba, lo que sugiere su encuentro con alguien que conocía, sin forcejeo.
Aunque la portavoz no dio más detalles, parece que la familia de Déborah tiene una nueva esperanza.