SpaceX lanzó este sábado su nueva cápsula Crew Dragon al espacio, en la primera fase de una misión de prueba crucial para el retorno de los vuelos tripulados desde territorio estadounidense, ocho años después de la retirada de las naves espaciales de la NASA.
Un cohete Falcon 9 de la empresa fundada por Elon Musk despegó sin incidentes del centro espacial Kennedy, iluminando Cabo Cañaveral con el fuego de sus nueve motores.
El primer y el segundo piso se separaron sucesivamente sin incidentes, colocando a Dragon en órbita terrestre unos 11 minutos después del despegue, en dirección de la Estación Espacial Internacional (ISS), un éxito que provocó escenas de júbilo en la sede de SpaceX en Los Ángeles y también en el centro Kennedy.
"Dragon, separación confirmada", anunció el controlador de la misión. "Dragon confirmada en la buena órbita", informó poco después SpaceX.
Además, la empresa logró recuperar el primer piso de un cohete, por 35ª vez. Regresó sin problemas hasta una plataforma autónoma en el Atlántico, a 500 km de la costa.
La misión durará cerca de una semana y constituye un ensayo general del próximo vuelo de prueba, que llevará dos astronautas a bordo.
Tras dos órbitas, Dragon debería acoplarse a la ISS el domingo hacia las 11H00 GMT, a 400 km de altura. Una estadounidense, un canadiense y un ruso lo recibirán.
Cinco días después, se desenganchará y entrará de nuevo en la atmósfera terrestre, para caer en el Atlántico, desde donde será llevada a Cabo Cañaveral. Cuatro paracaídas amortiguarán su caída.
En esta ocasión, el único tripulante fue el maniquí Ripley, que debe su nombre a la heroína de la saga 'Alien'. Los sensores que lleva incorporados medirán las fuerzas a las que estarán sometidos los astronautas en el despegue y en el regreso a Tierra.
El primer vuelo habitado tendrá lugar, en principio, antes de fin de año. Las posibilidades de un vuelo habitado antes de fines de 2019 son del "100%", afirmó el director de la NASA, Jim Bridenstine.
"Es un gran día para SpaceX y un gran día para la NASA", recalcó. "Estamos al borde del precipicio antes de lanzar astronautas estadounidenses a bordo de cápsulas estadounidenses, desde territorio estadounidense, por primera vez desde el fin de las naves espaciales en 2011", señaló.
Bridenstine dijo que la NASA dejó de arruinarse construyendo naves o lanzadores. "Seremos clientes", precisó.
Desde 2010, la NASA otorgó más de 3.000 millones de dólares de contratos a SpaceX para desarrollar este servicio, y 4.800 millones de dólares al grupo Boeing. Cada una de esas empresas deberá realizar seis viajes de ida y vuelta a la ISS.
"No hay palabras para explicar la excitación que siente un piloto de pruebas cuando realiza el primer vuelo de un vehículo", dijo Doyg Hurley, uno de los dos astronautas elegidos para el primer vuelo habitado.
Hurley estaba a bordo del transbordador Atlantis cuando aterrizó por última vez en Cabo Cañaveral en julio de 2011. Para él, volver al espacio está al alcance de la mano.
"Es algo verdaderamente grande. Al principio, eran tan solo unas cuantas páginas de PowerPoint, y ahora tenemos un vehículo en la plataforma de lanzamiento", declaró antes del despegue.
Desde 2014, SpaceX ocupa la mítica plataforma de despegue 39A, de donde partieron las misiones Apolo hacia la Luna. Desde 2011, el único transportista hacia la ISS es la agencia espacial rusa, y los astronautas estadounidenses deben viajar a bordo de los cohetes Soyuz, tras haber aprendido ruso y haberse entrenado en Rusia.
"Volver aquí es una cuestión de orgullo nacional", afirmó el viernes Mark Geyer, jefe del centro espacial Johnson, en Houston, donde están instalados los astronautas estadounidenses.
Para SpaceX, que se encarga del reabastecimiento de la ISS desde 2012, lograr poner astronautas en órbita sería todo un logro, tras haber conquistado el mercado de lanzamiento de satélites privados.
Con información de AFP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: