La adolescente sueca Greta Thunberg, que falta a la escuela los viernes para protestar frente al Parlamento contra el calentamiento global y habló en el Foro Económico Mundial de Davos, se convirtió en estrella internacional poco antes, en la Conferencia sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (COP 24). Sus expresiones han motivado a seguidores que la van a ver a Estocolmo y a críticos que, como el bioquímico Luis Gómez Fernández, cuestionan su papel como "un instrumento más en este juego perverso del nuevo globalismo".
Tras ironizar sobre "el circo mundial de salvación del clima" y la "iniciativa salvífica Climate Justice Now", Gómez Fernández destacó en Disidentia que las palabras de la niña, como "poner el freno de emergencia" a la carrera consumista que "sacrifica la civilización en aras del dinero", no son escuchadas por quienes la promueven. Los grandes gastos que requirió la organización de la COP 24 son su argumento.
Ese sistema económico, recordó, es el que financia "todas las conferencias de beatos empeñados en la famosa protección del clima", aunque Thunberg lo considere el origen del problema. Y por eso se vio allí a 22.000 participantes, mientas que en las apariciones de la niña en Suecia los lugares lucen vacíos.
El fundador de la firma de biotecnología Indago y blogger en Desde el exilio opinó que Climate Justice Now utilizó a Thunberg: "Pongamos a una niña en el estrado y dejemos que los espectadores de todo el mundo derramen lágrimas de emoción, los que protegemos el clima no necesitamos enseñanzas, ni de científicos críticos ni de activistas demasiado entusiastas".
A los efectos de no dilapidar recursos, señaló, la COP 24 podría haber sido "una reunión por internet con transmisión en directo y comentarios en línea". Pero entonces el viaje, las recepciones y los estipendios "se habrían esfumado".
Detalló: "Las mayores delegaciones a la Conferencia sobre el Clima llegaron de países africanos. Guinea envió 406 delegados este año, la República Democrática del Congo estuvo presente con 237 participantes y Costa de Marfil mandó a 191 compatriotas a Polonia". Acaso porque el COP23 fue en Bonn —un destino más atractivo, comentó con sarcasmo— Guinea envió ahora 86 participantes menos y Costa de Marfil 301 menos.
"La inmensa mayoría de las delegaciones africanas, por ejemplo, están financiadas por Naciones Unidas", agregó. "Es decir, hay grupos de participantes que pueden optar a la devolución de los gastos para vuelos y alojamiento, además de recibir dietas diarias. Todo lo que el abnegado activista debe hacer es ir a un stand en la conferencia con su pasaporte y boletos de avión, ahí le dan el efectivo y firma su recibo".
Pero la oportunidad de viajar despierta interés, a juzgar por el hecho de que la COP 24 tuvo su propio sitio web para "Alojamiento de delegados financiados", con una estancia mínima en Polonia de 12 días y una asignación diaria de USD 194 para quienes no vivieran en el país.
"Hablamos de USD 2.328 por persona. En Bonn, la cifra era de USD 272 por día el año anterior, lo que supone USD 3.264 por persona", calculó. "¡Mil dólares menos! Esto también puede explicar la leve disminución en el número de participantes interesados en la COP 24…"
Gómez Fernández cerró su texto dirigiéndose a Thunberg, a quien le aconsejó dejar de faltar los viernes a la escuela, ya que su activismo "es completamente ignorado por los tomadores de decisiones en el frente climático". Su momento ya pasó, opinó: "Para ellos apenas eres una efímera mascota que nunca querrán volver a ver porque eso solo perturbaría sus círculos de distribución de dinero".
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