María Jesús Fernández Calvo, una óptica española de 46 años, llevaba una vida feliz en Valencia y podía permitirse ciertos gustos en ocasiones especiales. Por eso decidió que para el cumpleaños 44 de de su esposo, irían ambos, junto con su hijo de 12 años, a cenar a uno de los lugares más respetados y exclusivos de la ciudad: Riff.
El restaurante del chef alemán Bernd H. Knöller, radicado en Valencia hace 25 años, es reconocido por su calidad y osadía en la experimentación con sabores, colores y olores. No por casualidad fue galardonado con una estrella Michelin, la distinción más prestigiosa en el mundo gastronómico.
La familia se sentó a almorzar en el salón del Riff el sábado 16 de febrero. Decidieron pedir el menú degustación, que se confecciona cada día según la mejor mercadería disponible en el mercado y que, según define la web del restaurante, "refleja muy bien" su idea de la cocina mediterránea "sin ser excesivamente abundante".
El menú consta de 7 pasos y viene acompañado de aceite de oliva y pan de trigo elaborado con masa madre. Todo por 85 euros (96 dólares) que alcanzan los 130 (USD 146) si se desea acompañar los platos con el maridaje de 6 copas de diferentes vinos.
Knöller se encarga personalmente de pasar por cada mesa, de explicar cada plato y de tomar los pedidos.
María Jesús y su familia pasaron una linda velada degustando lo mejor de los sabores de la costa española. Pero ya de regreso, en su casa, empezaron los problemas.
Los tres integrantes de la familia comenzaron con vómitos y diarrea. Padre e hijo lograron superar lo que parecía una intoxicación menor, pero el cuadro de María Jesús empeoró rápidamente. Ya en la madrugada del domingo, tuvo un paro cardíaco, y cuando llegó a su casa la ambulancia del servicio de emergencias, los médicos ya no lograron reanimarla. La mujer estaba muerta.
La autoridades sanitarias valencianas iniciaron de inmediato una investigación. Entrevistaron a 48 personas que comieron en Riff entre el 13 y el 16 de febrero, y 18 de ellas manifestaron que sufrieron diarrea y vómitos durante las siguientes 24 horas, informó la consejera de Sanidad valenciana, Ana Barceló.
Todas las sospechas apuntan a la colmenilla, un hongo muy exclusivo que acompañaba al arroz en uno de los platos, pero que debe ser cocinado con cuidado por sus características. Se trata de una delicatessen que contiene sustancias tóxicas llamadas hemolisinas, por lo que no deben consumirse crudas. Estas toxinas desaparecen con el calor, por lo que una vez que se secan y se deshidratan completamente, ya se pueden volver a utilizar.
"Por ello, para cocinarlas, hay que rehidratarlas con agua o leche, y una vez que se ha completado el proceso, desechar el líquido sobrante. La otra opción para consumirlas con garantías es que se sometan a un proceso de escaldado, de forma que las sustancias tóxicas desaparezcan", explica el portal El Español.
Pero algo falló.
El restaurante se encuentra cerrado al público desde el domingo. Knöller ha emitido un comunicado en el que manifiesta su "dolor" por lo ocurrido y afirma estar disponible para las investigaciones que determinarán las causas de "las afecciones gástricas" que afectaron a sus clientes y que espera poder "reanudar la actividad con plenas garantías tanto para el personal como para todos los clientes".
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