Las amenazas realizadas el miércoles por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, de lanzar una respuesta "inmediata" hacia los "centros de toma de decisión" en caso de que Estados Unidos despliegue misiles de medio y corto alcance en Europa tras la caída del tratado INF, se ha convertido en la última escena de una escalada de tensiones y carrera armamentística entre las dos principales potencias que mantiene al mundo en vilo.
Especialmente ya que Putin celebró en el mismo discurso ante el parlamento ruso los últimos desarrollos de su país en misiles hipersónicos, las nuevas y misteriosas armas por las que compite con Estados Uniods y también China.
El mandatario ruso mencionó el lanzamiento exitoso de un misil antibuque 3M22 Zircon, que aseguró puede alcanzar una velocidad Mach 9 (11.110 kilómetros por hora) y un rango superior a los 1.000 kilómetros, pero no es ésta la única arma hipersónica que se encuentra desarrollando el Kremlin, y ni siquiera es el de las características más sorprendentes.
Los misiles hipersónicos son aquellos que se trasladan a más de cinco veces la velocidad del sonido, es decir MACH 5 o 6.174 kilómetros por hora, sin alcanzar las capacidades extremas de los más convencionales misiles balísticos intercontinentales (ICBM).
En comparación, los cazabombarderos más rápidos vuelan a una velocidad cercana al MACH 2 (2.469 km/hora), los ICBM estadounidenses Minuteman III a MACH 23 (28.400 km/hora) y los misiles de crucero lo hacen a una velocidad cercana al MACH 1 (1.234 km/hora).
Pero más allá de números, los misiles hipersónicos se caracterizan por alcanzar un punto medio entre los misiles de crucero y los balísticos y se cree que podrían definir las guerras del futuro.
Los de crucero, como los Tomahawk estadounidenses o el Kalibr ruso, suelen estar propulsados por turbinas convencionales y son relativamente lentos y de corto alcance pero muy precisos ya que pueden realizar maniobras, cambiando curso y altitud, y alcanzar sus blancos desde diferentes ángulos a través de sus avanzados sistemas de navegación. Pueden llevar cargas de explosivos convencionales o bien artefactos nucleares.
Por su escasa velocidad son vulnerables a los cazas o los escudos antimisiles como los Patriot o Thaad estadounidenses o los S-300 y S-400 rusos. Pero, al mismo tiempo, su costo es relativamente bajo y se suelen utilizar en grandes números, por lo que su uso suele ser táctico (es decir contra blancos militares o logísticos).
Los misiles balísticos, de corto, mediano y largo alcance, están propulsados por cohetes y alcanzan velocidades extremas y llegan a volar por fuera de la atmósfera, especialmente en sus variantes ICBM (desplegados sólo por Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Corea del Norte, China y la India), que los convierte en casi imposibles interceptar por cualquier sistema defensivo existente y tienen un alcance casi planetario.
Al mismo tiempo, su precisión es mucho menor ya que no pueden cambiar de rumbo ni maniobrar sino que cumplen una ruta preestablecida y describen un arco en su trayectoria a través de distancias también extremas.
Aunque algunos ICBM avanzados cuentan con ojivas múltiples, es decir que en vuelo pueden lanzar ataques contra diferentes blancos, aún así su precisión es tan baja y su costos tan altos que su operación sólo se reserva para ataques nucleares contra ciudades, es decir un uso estratégico.
En este contexto, los misiles hipersónicos llenan un espacio: aunque sin llegar a las velocidades extremas de los misiles balísticos, son lo suficientemente rápidos para no poder ser interceptados, pero al mismo tiempo pueden maniobrar y modificar su rumbo como los misiles de crucero y alcanzar altos niveles de precisión.
Se cree que Rusia está desarrollando cuatro misiles hipersónicos.
El Yu-74 Avangard, a la vanguardia
El más avanzado es el Avangard (Vanguardia), un denominado Vehículo de Planeo Hipersónico (HGV, en inglés) que es lanzado por un ICBM hasta salir de la atmósfera (a unos 100 kilómetros de altura) y luego vuelve a entrar en su descenso final sobre el blanco.
Tras separarse del ICBM, el Avangard puede luego maniobrar libremente a una velocidad de Mach 20 (24.696 kilómetros por hora), haciendo su trayectoria impredecible.
De acuerdo al sitio de monitoreo de amenazas misilísticas Missile Threat, su alcance llegaría a los 6.000 kilómetros y podría llevar una ojiva de dos toneladas con capacidad nuclear de 2 megatones. Es decir que puede transportar una bomba atómica a un blanco a 6.000 kilómetros de distancia en 14 minutos sin que su trayectoria pueda ser anticipada y con gran precisión.
(Prueba de lanzamiento de un Avangard)
El Avangard, conocido en sus inicios como Proyecto 4202, comenzó a ser desarrollado en la década de 1980 en el Instituto de Tecnología Termal de Moscú y se cree que fue probado 14 veces entre 1990 y 2018.
Putin aseguró también en 2018 que el misil había terminado su desarrollo y entraría en producción en la planta de fabricación de la empresa Votkinsk, ubicada en la ciudad del mismo nombre e históricamente dedicada a los misiles balísticos, alcanzando los arsenales rusos en algún momento de 2019.
El misil antibuque 3M22 Zircon
Más acotado en sus capacidades y rol, el Zircon referenciado el miércoles por Putin comenzó a ser desarrollado en la década de 1990 y se trata de un misil antibuque que puede ser lanzado por aviones, submarinos, naves de superficie e incluso desde tierra.
Se estima que su velocidad máxima es MACH 6 o 7.400 kilómetros por hora con un alcance de 600 kilómetros, y Moscú asegura que por su capacidad de maniobra puede superar cualquier defensa ofrecida por potencias occidentales, según reportes de Missile Threat.
El Zircon fue desarrollado por NPO Mashinostroyeniya en Reutov, oeste de Rusia, una ex compañía soviética responsable de numerosos misiles militares y vehículos espaciales durante la Guerra Fría. Es parte de la Coporación de Misiles Tácticos ubicada en Moscú.
El flexible KH-47M2 Kinzhal
Este misil hipersónico con capacidad nuclear fue diseñado para ser lanzado desde un avión, y posiblemente desarrollado a partir de los Iskander-M, según Missile Threat.
Como aquellos, se cree que podría ser operado por los cazabombarderos Mig-31 o también los bombarderos Tu-22M, pero a diferencia de los Iskander-M podría alcanzar velocidades de hasta MACH 10 (12.348 kilómetros por hora) y maniobrar en vuelo.
El alcance de los Kinzhal (Daga, en ruso) se estima en cercano a los 2.000 kilómetros, pero precisamente por ser lanzado desde un avión esto podría ser mayor, al tiempo que su despliegue se hace mucho más flexible.
Su ojiva tiene un peso de 480 kilógramos y puede incluir armas nucleares tácticas, es decir de un poder destructivo limitado.
De acuerdo a la agencia rusa Tass, fue probado con éxito y entró en servicio en 2017, siendo luego presentado formalmente por Putin en 2018. Aunque no se sabe exactamente quién los fabrica, la producción de sus antecesores, lo Iskander-M, se hace también en la planta de Votkinsk
El Kh-90, pionero
El más antiguo de los misiles hipersónicos rusos es el Kh-90, conocido en Occidente como el AS-X-19 Koala. Su diseño comenzó en 1976 como un misil de crucero convencional con la capacidad de alcanzar altas velocidades.
Fue también pensado para ser lanzado desde aviones de combate, especialmente utilizando el bombardero Tu-95, aunque con el tiempo se extendió su despliegue a submarinos, buques y incluso plataformas terrestres.
De acuerdo a la organización Global Security, el Kh-90 llegaba a velocidades cercanas a MACH 4 (4.940 kilómetros por hora), aunque hubo reportes de que esto se extendió hasta MACH 10 (12.348 kilómetros por hora), con un alcance de 3.000 kilómetros y capacidad de llevar ojivas nucleares.
Su desarrollo se vio afectado por la falta de fondos durante la década de 1990 y tras la caída de la Unión Soviética, y no está claro si sigue siendo utilizado por Rusia. Al igual que el Zircon, se fabricaba en NPO Mashinostroyeniya.
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