Al menos cinco soldados indios, un civil y tres insurgentes murieron este lunes en una operación militar en el sur de la Cachemira india, donde el jueves las fuerzas de seguridad sufrieron el peor atentado en tres décadas de conflicto. Al mismo tiempo, el gobierno de Pakistán llamó a consultas al embajador de la India luego de que el país fuera acusado de apoyar a los terroristas responsables del ataque.
Las fuerzas de seguridad indias comenzaron a primera hora de este lunes una operación en busca de insurgentes en el distrito de Pulwama, el mismo en el que el pasado jueves murieron 42 policías en un atentado suicida con coche bomba, cuando un grupo de hombres armados fue acorralado en una vivienda y comenzó un tiroteo.
"Tres soldados y un oficial murieron en el tiroteo con los insurgentes. Además, dos insurgentes murieron en la operación", afirmó a EFE el portavoz del Ejército Rajesh Kalia. Tiempo después se reportó que los militares muertos eran cinco, y que habían caído tres insurgentes
En la operación también resultaron heridos un soldado, que fue trasladado a un hospital militar, y un civil por impacto de bala, que sucumbió a las heridas tras ser ingresado en un centro médico, explicó un portavoz policial que pidió el anonimato. Por tanto el número de muertos llegó a menos nueve.
Testigos en la zona de la operación narraron que las fuerzas de seguridad usaron fuego pesado contra la residencia en la que se ocultaban los insurgentes, un modo de operar muy criticado que se emplea para evitar el menor número de víctimas entre sus filas.
La Cachemira india vive un momento de especial tensión después del atentado la semana pasada con 42 policías muertos, el peor desde que en 1989 estalló en la región un movimiento armado independentista, que ha causado al menos 40.000 muertos, casi 14.000 de ellos civiles, según datos del Gobierno indio.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos en la región elevan el número de fallecidos a los 75.000, además de criticar numerosos abusos por las tropas indias, como desapariciones forzosas o el uso excesivo de la fuerza en protestas.
Cachemira, uno de los territorios más militarizados del mundo, es objeto de litigio entre Pakistán y la India, dos potencias nucleares que han librado por este territorio dos guerras y numerosos conflictos menores.
Al respecto, el gobierno paquistaní llamó este lunes a consultas a su embajador en Nueva Delhi, Sohail Mahmood, tras las amenazas de la India de tratar de aislar diplomáticamente a Islamabad por su supuesta implicación en el atentado.
"Hemos llamado de vuelta a nuestro alto comisionado (embajador) en la India para consultas", afirmó el portavoz del Ministerio de asuntos Exteriores paquistaní, Mohamed Faisal, en su cuenta de Twitter.
Tras el atentado de la semana pasada, reivindicado por el grupo terrorista Jaesh-e-Mohammad (JeM), la India acusó a Pakistán de apoyar a ese grupo y anunció que tomará "todas las medidas diplomáticas posibles" para aislar a Pakistán de la comunidad internacional.
El ministro de Finanzas indio, Arun Jaitley, anunció además que su país ha retirado a Pakistán el estatus económico de "nación más favorecida" y que sube las tasas de las importaciones paquistaníes al 200 %.
El Gobierno paquistaní ha negado la acusación de la India de apoyar al grupo insurgente, algo que a su juicio hizo "sin llevar a cabo investigaciones".
La India ha acusado reiteradamente a Pakistán de apoyar el "terrorismo transfronterizo" y de permitir y auspiciar el funcionamiento en su territorio de grupos terroristas que tienen como fin atacar objetivos indios y atizar las protestas con ánimo separatista entre la población cachemir.
Con información de EFE y AFP
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