A 40 años de la revolución que dio la espalda a las mujeres: Irán entre el velo, el desempleo y la universidad

Los movimientos contra los códigos de vestimenta, la igualdad jurídica y por las oportunidades de empleo cada vez son más relevantes en el país persa. Pero su historia es incluso previa al derrocamiento del Shah en 1979

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Más de cien mil mujeres
Más de cien mil mujeres reclamaron el 8 de marzo de 1979 contra el código de vestimenta que las obligaba a usar el hiyab

Apenas unos días habían pasado del 11 de febrero de 1979 -día del definitivo derrocamiento del Shá y la instauración del régimen de los Ayatollás-, cuando unas cien mil mujeres, muchas de las cuales habían participado de la revolución, salieron enardecidas a las calles de Teherán contra la imposición del código de vestimenta que las obligaba, de ese momento en más, a cubrir sus cabezas con un hiyabchador. Era el 8 de marzo de 1979, y mientras en todo el mundo se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, las iraníes de distintas edades, clases sociales y profesiones, reclamaron y fueron ferozmente reprimidas por el régimen cuya llegada acababan de celebrar.

Pero, ¿en qué consistió la 'revolución islámica'? Antes de 1979, Irán había sido durante casi cuarenta años un reinado encabezado por el Shah Mohammad Reza Pahlavi, con estrechos lazos con el gobierno estadounidense. Un vertiginoso ascenso de las protestas – con eje, ente otras cosas, en el rechazo a la injerencia extranjera- precipitó la prohibición de los partidos políticos, dejando a las mezquitas como el único espacio en el que la población podía canalilzar su descontento. Es en ese contexto en el que emergió la figura de un carismático religioso, el Ayatolá Ruhollah Khomeini, quien a diferencia de algunos de sus pares, promovía la intervención en política y fue uno de los precursores del llamado islamismo, o islam político.  La revolución, así, tuvo un alto contenido popular, anti extranjero y profundamente religioso. 

Los trajes de las azafatas en
Los trajes de las azafatas en Irán, antes y después de la revolución de 1979

"La revolución iraní no puede explicarse por uno o dos motivos. Creo que la revolución ha sido el resultado de la combinación de diversos factores, encabezados por el papel determinante de la propia población -religiosa y no religiosa- que estaba muy empobrecida, entre otras razones, por la corrupción sistematizada de la época del Shah. El éxito del sector religioso en la revolución no se debió sólo a méritos propios (reformas socio-políticas y religiosas), sino también por el desmérito de los demás", explicó sobre el fenómeno el profesor de la Universidad de Salamanca y especialista en el área de Estudios Árabes e Islámicos, Rachid al Hour.

Mujeres protestando contra el uso
Mujeres protestando contra el uso obligatorio del hiyab el 8 de marzo de 1979 en Teherán

La bisagra de una revolución religiosa

El movimiento de mujeres en Irán tenía una amplia tradición, incluso antes de la revolución. Por eso, uno de los primeros actos del nuevo régimen de los Ayatolás fue suspender, a través de un decreto, la Ley de Protección de la Familia, promulgada en 1967 y revisada en 1975. En tanto era de las normativas más progresistas de la región, le otorgaba a las mujeres el derecho a pedir el divorcio, había elevado la edad del matrimonio para las niñas a dieciocho años, y permitió que un hombre tomara una segunda esposa sólo si contaba con el consentimiento de su primera esposa y el permiso de un tribunal de familia. Además, la custodia de los hijos iría a la madre a menos que los tribunales decidieran lo contrario, y las esposas recibieron el derecho de impedir que sus cónyuges ejerzan una profesión, por ejemplo, el tráfico de drogas o el contrabando, que expone a la familia al peligro o al deshonor. Todo eso fue anulado de la noche a la mañana con la llegada de la revolución.

La evolución de los trajes
La evolución de los trajes de baño femeninos en Irán

En efecto, la edad de matrimonio para las niñas se redujo de dieciocho a nueve años, e hicieron falta diez años de esfuerzo para volver a elevarlo, pero apenas hasta los trece. Las mujeres perdieron el derecho a pedir el divorcio y la custodia de los hijos. Los tribunales de protección familiar se disolvieron y fueron reemplazados por tribunales civiles, y las mujeres ya no pudieron convertirse en juezas. La poligamia, una vez más, fue legalizada. Padres, hermanos o maridos fueron, desde ese momento, los que decidían si daban permiso a las mujeres para trabajar. Además la mujer vale menos que un hombre en caso de accidente o muerte. Al mismo tiempo, las mujeres fueron retiradas de las oficinas gubernamentales y se les prohibió ingresar a campos específicos de estudios como la agricultura y la ley. En la universidad, mujeres y hombres fueron ubicados en sectores separados del aula.

Mujeres protestando a finales de
Mujeres protestando a finales de la década del setenta en Irán

"Las grandes perdedoras de esta revolución han sido las mujeres, como sucede con toda revolución que no nos incorpore activamente, desde el comienzo", explica Vanessa Rivera de la Fuente, musulmana y consultora en comunicación, género e interculturalidad; escritora y académica en Estudios de la Mujer en el área de Movimientos de Mujeres, esfera pública, liderazgos y ciudadanía.

Según ella, el ayatollah Ruholá Khomeini necesitaba a las mujeres para hacer la revolución y  para sostenerla. "Por eso hizo un llamamiento a las mujeres para que se levantaran contra el Shah y, después de su derrocamiento, volvió a apelar a las mujeres a apoyar la república islámica y, más tarde, durante la guerra con Irak, llamó a las mujeres a enviar a sus esposos e hijos a la guerra. Pero relegó absolutamente su papel: la mujer ideal revolucionaria estaba entrenada en la tradición, era buena ama de casa y madre, servicial con los padres, esposos o hermanos piadosos. Para asegurarse de que no tentarían a los hombres, el régimen ordenó a las mujeres que se cubrieran todo menos la cara y las manos, se separaran de los hombres en lugares públicos y fueran supervisadas por la 'policía moral'", detalló la especialista.

El oasis de la universidad

Irán fue uno de los primeros países de Medio Oriente en permitir el acceso de las mujeres a la universidad, lo que ha generado que en la actualidad el 62% del total de los estudiantes universitarios sean mujeres. De acuerdo con la periodista especializada Maria Constanza Costa, "la educación ha tenido un rol fundamental en el surgimiento de una generación de mujeres iraníes que encontraron en las aulas una excusa para posponer el matrimonio, acceder a una ventana al mundo, ganar prestigio dentro de la sociedad y dotarse de mayores herramientas para recuperar el control sobre sus vidas". Según ella, el acceso a la educación es el logro más importante de la Revolución islámica para las mujeres: "Fue generando una masa crítica", explica.

Sin embargo, de acuerdo a investigaciones actuales, al graduarse las mueres tienen un tercio menos de probabilidades de trabajar en relación a sus pares varones, e incluso menores cuando se casan y tienen hijos.

Estudiantes universitarias a principio de
Estudiantes universitarias a principio de la década del 70 en Irán

El especialista y autor del libro La disputa por el control de Medio Oriente (Ed. Eduvim), Ezequiel Kopel, considera que el acceso a la universidad  ha sido visto como la oportunidad para las mujeres.

"Ya desde la época en la que vivió el profeta Mahoma se quitaron las restricciones a las mujeres para el acceso al conocimiento. Es decir, es cierto que en el siglo VII el islam representó avances concretos para lo que era la situación de las mujeres en ese momento", detalla Kopel. Sin embargo, y pese a la ventana que ha significado para las mujeres, considera que esos avances en la actualidad se han mostrado sobradamente insuficientes.

Mujeres iraníes en la playa,
Mujeres iraníes en la playa, antes y después de la revolución

La lucha de las mujeres en la actualidad

La desocupación entre los jóvenes iraníes alcanza un 25% y representa una de sus mayores preocupaciones. "Hay un alto porcentaje de población juvenil en el país que ya no se siente representada por los valores de la República Islámica, tiene demandas relacionadas con la economía, el consumo y una mejor calidad de vida. Dentro de ese grupo de presión, las mujeres vienen cumpliendo un rol fundamental", explica Costa.

En efecto, este sector joven es el motor de la sociedad iraní, toda vez que ha protagonizado desde las masivas protestas en 2009 en rechazo al fraude electoral que le dio la victoria al ultraconservador Mahmud Ahmedineyad, hasta las propias manifestaciones de protesta femenina, como el de "My Stealthy Freedom", contra los códigos de vestimenta. El movimiento, nacido en el año 2014 por iniciativa de la periodista Masih Alinejad, apelaba a que las mujeres compartieran en las redes sociales sus fotografías sin el velo tomadas en espacios públicos. 

Mujeres vestidas con velo llevando
Mujeres vestidas con velo llevando carteles del Ayatolá Ruhollah Kkomeini

En este tipo de protestas y todas las que surgieron en el último periodo contra las autoridades iraníes, el acceso a la tecnología ha jugado un rol crucial, tanto por la difusión de las acciones como por la posibilidad de una mayor relación con contenidos culturales occidentales que, de alguna manera, también pudieron darle otra perspectiva del rol de la mujer en diferentes sociedades.

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Una mujer iraní en las calles de Teherán, en mayo de 2017 (Photo by ATTA KENARE / AFP)

El #MeToo y la posibilidad del feminismo en Irán

Fue lo que ocurrió ante el surgimiento del movimiento #MeToo en Hollywood, que también tuvo su eco en Irán, a través del exabrupto del actual ayatollá Ali Khamenei. En un video compartido en su cuenta de Twitter, el líder supremo reivindicó el uso del velo islámico como la receta iraní  para el "desastre de las innumerables agresiones sexuales contra mujeres occidentales".

"Una gran cantidad de mujeres políticas occidentales anunciaron una tras otra que habían sido objeto de abuso, hostigamiento o violencia, algunas de ellas mientras trabajaban en oficinas del gobierno. Al introducir el hijab, el Islam cerró la puerta al camino que empujaría a las mujeres hacia tal desviación… El Islam no permite esto a través del hijab", es uno de los mensajes del video compartido en octubre del 2018, con motivo del primer aniversario del #MeToo. Pese a la censura, la polémica se encendió rápidamente y no fueron pocas las figuras y activistas que acusaron a la máxima autoridad religiosa de Irán de responsabilizar a las mujeres por los abusos sexuales o violencia ejercida por hombres.

Para Vanessa Rivera de la Fuente, es precisamente el statu quo impuesto por la revolución iraní lo que ha posibilitado el surgimiento de una conciencia feminista en el país, y hasta la posibilidad de un feminismo islámico: "Es el agobio paulatino pero firme de lo femenino en la sociedad iraní por parte de los ayatollás, lo que despierta en algunas mujeres la necesidad de desafiar el poder de interpretación monolítico del clero, reformular conceptos y repensar la ley islámica desde una perspectiva 'feminista'".

Según ella, estos feminismos surgidos como resistencia a la revolución no sólo abren las puertas de la interpretación de textos sagrados a los musulmanes, sino que también rompen con el conservadurismo y con la fobia occidental que prevalece entre los fundamentalistas. "Más tarde, y especialmente gracias a Internet, es posible una conexión entre las mujeres iraníes y musulmanas y el feminismo occidental que es muy interesante", concluye.

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