El presidente austríaco, Alexander Van der Bellen, dijo este lunes a su par israelí Reuven Rivlin que Austria comparte responsabilidad por el Holocausto y aseguró que su país está luchando para asegurar que los judíos puedan vivir en tranquilidad en cualquier lugar, durante una visita oficial del mandatario a Israel.
Las declaraciones llegan poco más de un año después de que Sebastian Kurz se convirtiera en canciller de Austria en alianza con un partido de la ultraderecha, provocando una ola de preocupaciones en un país que, además y a diferencia de Alemania, tardó décadas en comenzar a reconocer su rol en la persecución y genocidio de judíos y otras minorías durante la Segunda Guerra Mundial
"Austria comparte la responsabilidad por el Holocausto. Muchos ciudadanos austríacos participaron, y nosotros inclinamos nuestras cabezas en memoria de las víctimas, en respeto y humildad", dijo Van der Bellen durante una conferencia de prensa en conjunto en Jerusalén, de acuerdo al periódico The Times of Israel.
"Admitimos esta responsabilidad demasiado tarde y eso causó problemas en nuestras relaciones al principio", agregó.
Van der Bellen aseguró luego que el objetivo de su gobierno es que los judíos "se sientan seguros en cualquier lugar". "Es nuestra responsabilidad como austríacos y hacia las víctimas del Holocausto de asegurar la vida en paz y en acuerdo con Israel", señaló.
Por su parte Rivlin, agradeció al presidente austríaco por ser un "veradero amigo del Estado de Israel y del pueblo judío".
Austria y el auge de la ultraderecha
Ambos líderes visitaron este lunes el Museo Memorial del Holocausto Yad Vashem, en el marco de la gira de Van Der Bellen por el país en un intento de poner paños fríos a la relación entre los dos países luego del ascenso de Kurz, un joven político del Partido Popular Austríaco (ÖVP) quien llegó en 2017 a la cancillería, como se conoce a la jefatura de gobierno en el país, tras entablar una coalición con el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPO).
El crecimiento del FPO y su polémico líder Norbert Hofer, vinculados a grupos neonazis en el país, se dio en un contexto de aumento de popularidad de todos los partidos de ultraderecha en Europa.
Sin embargo, y aunque el FPO logró acceder al gobierno austríaco mediante la alianza con el ÖVP, Hofer fue derrotado en las elecciones presidenciales por Van der Bellen, perteneciente al Partido Ecologista, de centroizquierda.
La peculiar situación ha generado un gobierno austríaco compartido por progresistas, conservadores y extremistas, y por esa razón Van der Bellen fue recibido afectuosamente en Israel al mismo tiempo que se le quitó la invitación a la ministra de Exteriores Karin Kneissl, del FPO, de acuerdo a Haaretz.
El mismo Kurz incluso ha buscado mejorar las relaciones entre Austria e Israel acercándose a su par, el primer ministro Benjamin Netanyahu, en un intento por dejar atrás la compleja historia de su país en el siglo XX.
La "primera víctima" del nazismo
A pesar de que el dictador y genocida alemán Adolf Hitler nació en Austria y de que el país fue sede de numerosos campos de concentración, durante mucho tiempo Viena se distanció de la era nazi y del Holocausto.
El argumento citado era el "Anschluss", la anexión forzada que Alemania hizo de Austria en 1938 tras cruzar la frontera con sus tropas para convertirla en una provincia del Tercer Reich. Aunque hubo sectores que rechazaron en aquel momento la unión, el proceso se realizó mayormente en paz y y fue ratificado en un plebiscito en el cual la anexión se impuso por el 99,7%.
Hoy en día los historiadores cuestionan seriamente esta consulta popular, que se hizo por medio de un voto cantado y con la presencia y presión de soldados alemanes en los centros de votación. Pero más allá de la invalidez del referéndum, no hubo resistencia seria alguna a la unión.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los aliados victoriosos restablecieron las fronteras austríacas y le otorgaron al país el status de "liberado" y no de "derrotado", precisamente debido al Anschluss, lo que otorgó una enorme libertad a la nueva república. En esos años se hizo popular también la "teoría de la víctima", por la cual el estado austríaco se consideró a sí mismo como la primera víctima del nazismo, negando cualquier responsabilidad.
En consecuencia, y a diferencia de lo ocurrido en Alemania, Austria sólo comenzó a reconocer su rol en el Holocausto en 1991, reconstruyendo sinagogas y otros edificios arrasados por las autoridades en alianza con los nazis, y a partir del 2005 inició el pago de compensaciones a sobrevivientes austríacos.
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