En medio del congelamiento de las conversaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, Rusia intentó aprovechar el impasse. El gobierno de Vladimir Putin intentó tomar un rol protagónico con una propuesta que cumpliría con el objetivo de Donald Trump: desnuclearizar la península y desarmar al régimen de Kim Jong-un.
Funcionarios rusos lanzaron una oferta secreta a Pyongyang: a cambio de deshacerse de sus armas atómicas y sus misiles balísticos, Moscú instalaría una planta de energía nuclear para atender uno de los principales problemas del régimen comunista (el suministro energético), informó el Washington Post.
El plan fue ofrecido en octubre, cuando el diálogo entre Donald Trump y Kim Jong-un parecía congelarse. Actualmente, ambos líderes tienen planeado reunirse a finales de febrero.
Los detalles, revelados por agentes estadounidenses bajo condición de anonimato, apuntaban a que Rusia operaría la planta y trasladaría a su territorio todos los desechos y productos residuales, reduciendo el riesgo de que la dictadura de Kim use la estructura para desarrollar un arsenal nuclear. Fuentes de la CIA apuntaron al Post que la planta produciría una cantidad muy limitada de subproducto utilizable con fines bélicos.
“Los rusos son muy oportunistas cuando se trata de Corea del Norte. Imagino que quieren construir un reactor, ganar dinero y tener presencia en los vínculos energéticos del este asiático”, indicó Victor Cha, un ex funcionario de la Casa Blanca experto en asuntos coreanos. Moscú, con un poder reducido en el plano global frente a EEUU y China, siempre busca la forma de mantener su influencia en la comunidad internacional, en temas delicados como Medio Oriente o la crisis en Venezuela.
“Ellos (Rusia) quieren participar en la península coreana por razones económicas y de seguridad”, indicó Ken Gause, director del programa de análisis de adversarios en el think tank CNA. “Aspiran a construir un gasoducto por todo Corea del Norte hasta el Sur, por ejemplo. Tienen una frontera con Corea y quieren tener una voz sobre cómo evoluciona la seguridad en la región”, analizó.
El Kremlin, además, podría buscar aprovechar su eventual imagen de negociador exitoso para presionar por la reducción de las múltiples sanciones que pesan sobre Rusia.
No se pudo confirmar si es que la oferta sigue sobre la mesa o si es que puede ser uno de los temas a discutirse en la próxima cumbre entre Trump y Kim. Por ahora, el mandatario estadounidense ha mostrado cierta complacencia ante los planes de Vladimir Putin, y hay otro factor que puede favorecer este camino: incomodar a China.
El gigante asiático no vería con buenos ojos que EEUU y Rusia decidan el futuro de su aliado, y menos aún ver a otra potencia (Rusia) con presencia en la península y como principal proveedor de energía.
De todas formas, según la perspectiva de la inteligencia estadounidense, el plan no tiene demasiadas posibilidades de éxito. “Corea del Norte buscará mantener sus capacidades en armas de destrucción masiva y es improbable que entregue por completo sus armas nucleares”, dijo el martes el director de la Inteligencia Nacional estadounidense, Dan Coats, en una comparecencia ante el Senado, con una visión más pesimista que la que sostienen la Casa Blanca y el Departamento de Estado.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: