Lil Miquela es una influencer virtual y una imagen generada por computadora (CGI) que marcas como Diesel, Adidas o Prada ya la utilizan para promocionar sus productos. La única diferencia que tiene con los influencers de verdad es que no exige tanto como los tradicionales.
Brud es la empresa dedicada a la robótica aplicada al marketing y al equipo de artistas que está detrás de la influencer virtual. Recientemente recibió una nueva ronda de financiación de al menos 125 millones de dólares.
La empresa Brud, en un momento, pensó que las personas se enojarían por usar a una imagen virtual, pero se ha mostrado todo lo contrario, pues Lil Miquela está consiguiendo empatizar con sus seguidores de una manera similar a cómo lo hacen los influencers reales, lo cual busca levantar el cariño de quienes la siguen, además de aprovechar más su uso para las empresas durante los próximos años.
Y no solo han visto a Miquela como una tendencia, ya la ven como una inversión al nuevo contenido, pues Peter Rojas, de Betaworks, dijo "en el 2019 y 2020 va a ver mucho más de estos influencers".
La empresa Betaworks explicó que este tipo de personajes virtuales son una oportunidad de explorar la inteligencia artificial, así como el nuevo contenido de redes sociales, un contenido que Rojas lo determinó como "realidad sintética".
Al principio si una empresa deseaba trabajar con una celebridad ésta debería de aceptar primero, firmar contratos y esperar a ver el día en que podría empezar las grabaciones. Significaba perder mucho dinero y tiempo. Ahora, ya nada más se pediría el influencer virtual y adaptarlo.
En cuanto la conexión emocional, dijo Rojas que no cree que se tenga problemas: "La gente se encuentra perfectamente cómoda pese a que sean artificiales. También conectamos con Mario de Super Mario Bros".
Lil Miquela no es la única influencer virtual, también existe Hatsune Miku quien es la estrella virtual de K-pop que cuenta con miles de canciones.
No solo está la cuestión de ser influencer, algunas personas como Akihiko Kondo, hombre japonés de 35 años, pagó 16 mil euros para casarse con el holograma de la cantante y no hay un sustento legal.
Si se piensa bien, el mundo ya ha interactuado con estos personajes virtuales como es en el caso del Grupo de música Gorillaz y hasta la película de Space Jam.
Muchas marcas se sienten más cómodas utilizando a estos influencers virtuales, ya que ellos se comprometen en mostrar los valores adecuados de la firma, aunque una desventaja de usar a la inteligencia artificial es que se pueda percibir poco real.