El estilo de vida de los jóvenes privilegiados de Irán, que incluye costosas vacaciones, fiestas ostentosas y acceso ilimitado al dinero y a los mejores empleos, ha desatado la ira del público en los últimos meses, a medida que las sanciones impuestas por Estados Unidos han llevado a la economía del país a una recesión, reportó The Washington Post.
La joven élite, algunos con conexiones en el gobierno, hace alarde de su riqueza en las redes sociales y en las calles de la capital, Teherán, sea vistiendo ropa de diseñadores de moda, conduciendo autos llamativos y veraneando en resorts de lujo.
También gozan de privilegios que ciudadanos ordinarios sólo pueden soñar durante el actual clima económico. Reciben los mejores empleos estatales, se les otorga becas académicas en las mejores universidades y pueden viajar en el país o al exterior sin mayores inconvenientes. Incluso la nieta del líder de la revolución islámica de Irán, el fallecido ayatollah Ruholá Khomeini, fue fotografiada el año pasado en Londres con lo que parecía ser una cartera de USD 3.800, aunque algunos han especulado que era falsa.
Son pocos los ciudadanos en Irán que pueden darse tales lujos mientras crece el costo de vida y disminuye el poder adquisitivo. Es por eso que los iraníes han comenzado a denunciar la desigualdad y la cultura del nepotismo que dicen favorece a los llamados "aghazadeh", o hijos "nobles" de la élite.
El mes pasado, el yerno del presidente Hassan Rouhani, Kambiz Mehdizadeh, se vio obligado a dimitir tras sólo dos días al frente del Servicio Geológico de Irán tras una protesta pública y acusaciones de clientelismo político. Mehdizadeh, de 33 años, había trabajado anteriormente como asesor del Ministerio de Petróleo de Irán, pero para muchos iraníes, sus vínculos con Rouhani eran prueba de que el favoritismo estaba en juego.
Ese alboroto se produjo luego de una campaña similar el verano pasado, cuando los iraníes presionaron a los políticos en las redes sociales a que reconocieran públicamente los privilegios de los que disfrutaban sus hijos por formar parte del gobierno.
"Doy gracias a Dios porque después de mi misión en las Naciones Unidas, mis hijos han regresado a Irán y viven y trabajan con sus familias en Teherán", dijo el Ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif en agosto.
Más o menos al mismo tiempo, un clérigo conservador y muy popular en Instagram atacó a Rasoul Tolouei, el hijo de un comandante retirado de la Guardia Revolucionaria, por sus publicaciones, en las que se destacaba un tigre como mascota y una opulenta fiesta que organizó para su hija de dos años de edad.
"No es posible que un joven de 25 años sea tan rico por sí solo", escribió el clérigo Mahdi Sadrossadati en Instagram. "La gente está luchando para comprar pañales para sus bebés", agregó. "¿En qué país vives?"
Según todos los indicios, la economía de Irán se está derrumbando, y la gente común está sintiendo el aprieto. La tasa de desempleo está muy alta, la escasez es alarmante y la moneda perdió más de la mitad de su valor el año pasado.
En noviembre, Estados Unidos reinstauró sanciones que desde entonces han golpeado a los sectores petrolero y bancario de Irán y han paralizado su comercio exterior. Las sanciones son consecuencia de la decisión de la Administración Trump de abandonar el pacto nuclear que Irán negoció con las potencias mundiales en 2015. Ese acuerdo frenó el programa nuclear de Irán a cambio de un considerable alivio en la aplicación de las sanciones.
Pero incluso antes de que se restablecieran las sanciones, la desigualdad estaba creciendo en Irán, como resultado de años de austeridad gubernamental, dijo Djavad Salehi-Isfahani, profesor de economía en Virginia Tech. "El sistema económico de Irán no trata a las personas que se encuentran en la parte inferior de la escala económica tan bien como a las que se encuentran en la parte superior", escribió en su blog sobre la economía de Irán.
Según Reza Akbari, que investiga la política iraní en el Institute for War and Peace Reporting, con sede en Washington, las condiciones económicas adversas han engendrado "un resentimiento extraordinario hacia la corrupción, el nepotismo y los aghazadeh, que parecen inmunes a las realidades que atraviesa el país.
Mientras que los miembros de la clase gobernante de Irán solían mantener en secreto su opulento estilo de vida, la aristocracia iraní contemporánea se jacta descaradamente de su riqueza en línea y en los medios de comunicación.
El hijo de un diplomático, Sasha Sobhani, se burló de sus medio millón de seguidores en Instagram en publicaciones en las islas griegas o a bordo de yates cubiertos con champán. "¿Cuánto tiempo vas a estar celoso de mí?", dijo en una publicación que fue eliminada.
Una cuenta de Instagram llamada "Los niños ricos de Teherán" muestra las vidas de algunos de los jóvenes más glamorosos de Irán, con imágenes de extravagantes fiestas en la piscina, cenas exclusivas y retiros en las montañas.
Un video publicado el año pasado – en medio de protestas a nivel nacional por las malas condiciones de vida – contenía imágenes de los jóvenes de élite de fiesta y en jets privados, con billetes de dólar superpuestos en las imágenes. Otras publicaciones incluyen a mujeres vestidas con bikinis bebiendo cerveza en la piscina y, en un caso, a alguien burlándose de una mascota: un guepardo.
"Esto es RKOT", decía el título del video, usando un acrónimo de los Niños Ricos de Teherán. "Si estás frustrado políticamente," continuó, "sal de aquí como un pedo."
Otra publicación de este mes mostraba fotos de dos coches de lujo, incluyendo un Mercedes-Benz G-Class SUV. El "precio de estos coches en #Teherán te volaría la cabeza", decía la leyenda.
Akbari, el investigador, señaló que "las vidas de la élite y sus declaraciones sobre su buena fortuna están esparcidas por todo Internet… y están siendo observadas por las masas de una manera mucho más ubicua". Y añadió: "El actual gobierno es ciertamente sensible a las críticas y es consciente de que no puede permanecer en silencio ante la indignación pública".
Los aghazadeh iraníes, definidos originalmente como hombres jóvenes de influencia, surgieron en la década de 1990, cuando los hijos de la élite revolucionaria aprovecharon sus lazos familiares para adquirir prominencia. "Utilizaron sus puestos dentro de la jerarquía, el acceso a información privilegiada y su estatus privilegiado para acumular riqueza", escribió Suzanne Maloney, subdirectora del programa de política exterior de la Institución Brookings, sobre la primera generación de aghazadeh en su libro "La economía política de Irán desde la revolución".
En 2017, el hijo del prominente político reformista Mohammad Reza Aref desencadenó un escándalo al declarar que su éxito en la vida fue el resultado de "buenos genes", inspirando un hashtag viral que los iraníes todavía usan para burlarse de la clase alta.
En noviembre, cuando su padre instó a los iraníes a trabajar duro y a unirse ante las renovadas sanciones de Estados Unidos en su cuenta de Twitter, un abogado iraní respondió con una broma diciendo que lo primero que deben hacer los iraníes es "deshacerse de los #buenos genes".
En medio de la controversia sobre el nombramiento del yerno de Rouhani Mehdizadeh, otro iraní en Twitter criticó al ministro que supervisó el ascenso. "Aparentemente sólo quiere satisfacer a los que le rodean usando #buenos genes en lugar de centrarse en usar expertos para resolver problemas", dijo el usuario.
Pero el clientelismo político es tan generalizado que los iraníes dicen que hay poco que puedan hacer -en el trabajo, en la escuela o a veces en su vida diaria- que no requiera algún tipo de influencia con contactos influyentes en el gobierno o en otros lugares. Desde los negocios hasta los bienes raíces, pasando por las artes y las humanidades, casi siempre son los que tienen vínculos con el poder los que logran crecer.
En la industria del entretenimiento de Irán, por ejemplo, "las conexiones siempre son parte del trato", dijo en condición de anonimato un guionista de televisión con sede en Teherán.
"Los proyectos se dan y se toman a través de conexiones, y todo el mundo lo ha aceptado", dijo. "Es sólo cuando alguien extremadamente inexperto o sin educación recibe un trabajo que todos se enfadan".
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