El Gobierno de China organizó una visita de prensa sin precedentes a los polémicos "centros de reeducación" que mantiene en Xinjiang, espacios de "desradicalización" en los que los miembros de la minoría musulmana uigur son detenidos temporalmente y que han generado una ola de repudio internacional de diferentes organizaciones de Derechos Humanos.
En el medio del recorrido, en el que participó la agencia Reuters, Beijing mostró una exhibición de armas presuntamente confiscadas a militantes radicalizados titulada Principales ataques terroristas violentos en Xinjiang.
En la imagen pueden verse numerosas pistolas de la fábrica belga FN Herstal, de la alemana Walther y la italian Beretta, viejos modelos que datan de la primera mitad del siglo XX y revólveres de la misma época.
Pero entre todo el arsenal figura una pieza única, pero no por su poder de fuego o su rareza. Si no por tratarse de una réplica.
Se trata una imitación de una vieja pistola de avancarga, es decir, aquellas que se cargan por la boca en un engorroso proceso que incluye colocar cuidadosamente pólvora negra y proyectil en al cañón. Estas armas comenzaron a utilizarse en la edad media, y los modelos con llave de chispa, como el que aparece en la foto, fueron inventados en el siglo XVII.
Para la segunda mitad del siglo XIX era ya una tecnología completamente obsoleta y superada por la retrocarga y los cartuchos.
La réplica que aparece en la exhibición del gobierno chino, y presuntamente requisada a un terrorista uigur, se delata principalmente por dos elementos. En primer lugar, sobre la punta del cañón puede observarse una línea de unión entre dos piezas. Los cañones reales se funden en una sola pieza, ya que una soldadura no soportaría las presiones de la explosión de pólvora.
En segundo lugar los ornamentos y el diseño corresponden casi en forma idéntica a los de una popular réplica que se consigue como souvenir en cualquier fortaleza de Europa, destinada a decorar la pared de un entusiasta de la historia.
Tensiones históricas y la importancia del petróleo
Las tensiones entre el gobierno comunista chino en Beijing y la minoría musulmana uigur en Xinjiang son históricas y centradas en la represión religiosa que la República Popular ha encarado desde su nacimiento y las diferencias propias entre los uigures y la etnia han, mayoritaria en china.
En los últimos años, y especialmente tras el surgimiento del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en inglés), muchos uigures se han radicalizado y han encarado una campaña terrorista, que mezcla demandas de libertad religiosa y autonomía política, contra las autoridades chinas. Incluso, uigures chinos han sido capturados en Siria en Irak, peleando en las filas del ISIS.
En consecuencia, Beijing lanzó primero una intensa campaña represiva en la región y ahora ha comenzado un ambicioso programa de adoctrinamiento en masivos campos de reeducación.
Para muchos observadores, sin embargo, la presunta amenaza radical está siendo usada por el gobierno chino como excusa para avanzar una vez más contra los uigures en un intento de asimilación forzosa y de pacificación de una región estratégica que alberga una de las mayores reservas de petróleo y gas natural de China.
En agosto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo haber recibido numerosos reportes de que al menos un millón de uigures y otras minorías en Xinjiang había sido llevados a lo que parecía ser "un campo de internamiento masivo".
Clases de chino, música y adoctrinamiento masivo
China se defiende argumentado que los centros de reeducación han sido "extremadamente efectivos" en evitar la radicalización y que con el tiempo el número de detenidos se irá reduciendo, señaló Shohrat Zakir, funcionario encargado de la visita de prensa. Aunque negó que actualmente llegara al millón de personas detenidas.
Además, Beijing asegura que el tiempo en detención es aprovechado para impartir lecciones de chino mandarín y clases vocacionales para ayudar a los uigures, que normalmente como grupo ostentan mayores niveles de pobreza que los han, a conseguir trabajo.
Para Dilxat Raxit, portavoz de del grupo humanitario en el exilio Congreso Mundial Uigur, China usa el extremismo como excusa para encerrar a los uigures.
"Lo que quieren hacer es destruir la identidad uigur", dijo desde Alemania, donde tiene sede el grupo.
Sea cual sea la intención, activistas de Derechos Humanos y ex detenidos han denunciado las pobres condiciones de vida dentro de los campos y situaciones de abuso.
Por esta razón Beijing organizó un tour de prensa para mostrar las clases vocacionales de cocina, música o sastrería. Los periodistas también presenciaron la instrucción sobre "indicadores de extremismo", como llorar en un funeral, utilizar el velo musulmán o prohibir la danza en una boda.
Algunos de los internados hablaron incluso con la prensa, siempre acompañados de un funcionario del gobierno chino.
"Antes yo estaba infectada con el pensamiento extremista y por eso usaba velo", contó Pazalaibutuyi, una joven de 26 años que cinco años atrás había asistido a una "reunión religiosa ilegal" en la casa de un vecino, en la que le enseñaron a realizar esta práctica musulmana. "Ahora aprendí mi error", explicó.
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