"Damas y caballeros, la historia que está a punto de leer es cierta, solo se han cambiado los nombres para proteger a personas inocentes". El conocido programa de radio y televisión "Dragnet", contó la historia de los criminales y los esfuerzos de las autoridades policiales por detenerlos en Europa y los Estados Unidos.
La versión abreviada de ese eslogan "solo los nombres han sido cambiados", bien puede aplicarse al último ataque terrorista ocurrido en Estrasburgo, Francia. Donde un hombre armado identificado como Cherif Chekat, gritó Allahu Akbar disparando a una multitud que paseaba por el Mercado de Navidad asesinando a 5 inocentes he hiriendo a otros 13, ISIS se ha hecho cargo del nuevo ataque criminal del islamista Ckekat
Un examen detallado del delincuente y autor revela un patrón demasiado familiar. El terrorista, Cherif Chekat, un musulmán marroquí/francés con amplio historial de antecedentes criminales, fue captado y radicalizado en prisión y era "conocido por las autoridades" e integraba un listado de vigilancia como potencial terrorista islámico.
Hemos escuchado esa descripción demasiadas veces en los últimos años para no sentir tanto frustración como enojo.
En 2016, el inmigrante tunecino Anis Amri condujo un camión en un mercado navideño lleno de gente en Berlín matando a 12 personas e hiriendo a 56. Amri, como Chekatt, era un delincuente común de credo musulmán, que fue radicalizado en prisión y era "conocido por las autoridades" e integraba una lista de vigilancia como potencial terrorista islámico. ISIS también también reclamo el crédito y la autoría por el ataque realizado por Amri con su camión.
Muchos de los ataques terroristas que han ocurrido en la Unión Europea desde 2012 encajan en el mismo molde. Sólo los nombres han cambiado.
Nombres de terroristas, muchos de los cuales hemos escrito en el pasado, como Muhammad Merah, Saïd y Cherif Kouachi, Ahmed Coulibay, Omar El-Hussein, Brahim y Khalid El-Bakraoui, Salah Abdeslam, Karim Cheurfi, Khalid Masood… Todos eran musulmanes y salieron de la prisión alimentados por el fuego de una ideología radical islámica empeñados en matar a otros en nombre de Allah.
En los Estados Unidos, periodistas e investigadores como Alton Nolen o Edward Archer describen un cuadro similar de musulmanes: criminales comunes, que emigran a la ideología radical islámica y al terrorismo después de un período en prisión.
Las autoridades monitoreaban a esos sujetos al salir de prisión y cuando concurrían a las mezquitas, en muchos casos sabían que podían atacar e infligir la muerte de inocentes. Sin embargo, ¿qué se podría haber hecho para evitar que actúen?
Claramente, es necesario que haya un programa sólido que aborde de manera efectiva la radicalización de aquellos sujetos que están en la órbita de personas que los adoctrinan con peligro de radicalización. En Argentina este circulo vicioso y victimizante se ha visibilizado en los últimos años. Las agencias de seguridad monitorean en esa materia y hacen un buen trabajo, incluso en la supervisión posterior a la liberación de personas sospechadas de actividades militantes cercanas y simpatizantes de grupos terroristas de Oriente Medio.
En Europa, numerosos estudios han afirmado de manera contundente la relación entre el crimen común, el narcotráfico y las actividades radicales islamistas. Uno de esos informes también señaló que "se muestran similitudes significativas entre delincuentes comunes y terroristas".
En los Estados Unidos, una colaboración interesante entre un destacado funcionario anti-terrorista y un ex yihadista produjo un informe que examina la radicalización y la liberación anticipada de terroristas de la prisión. Los autores del informe son Mitchell Silber, ex director de la Unidad de Análisis de Inteligencia de la policía de Nueva York, y Jesse Morton, anteriormente conocido como Younus Abdullah Muhammad. Morton, paso varios años en una prisión federal por su papel como fundador de Revolution Muslim, una organización de reclutamiento terrorista que tenía vínculos con un número significativo de terroristas tanto en los Estados Unidos como en Europa.
El informe:"Cuando los terroristas vuelven a casa", subraya la necesidad de un programa de desradicalización viable que comience en prisión y continúe hasta su liberación. Sin embargo,actualmente esta pendiente de su aprobación en el Senado de los EE.UU. y exigirá a las autoridades que proporcionen información sobre la liberación de un potencial islamista de un centro federal o estatal indicando el delito que dio lugar a la sentencia, la pena de cumplimiento en prisión y el lugar y la fecha esperados de la liberación de ciertas personas que pueden suponer una amenaza terrorista".
El informe Silber / Morton también revela la renuencia de la Oficina de Prisiones de los EEUU a reconocer la necesidad de que dicho programa se aplique en las prisiones al momento "del reingreso y la re-inserción social". Todo ello a pesar de la existencia de programas que se aplican para delincuentes por delitos en materia de drogas y delincuentes sexuales, pero no de programas específicos para condenados que se hayan radicalizado en prisiones,lo cual es muy peligroso dada la tasa de reincidencia en los delincuentes comunes como el atacante de Estrasburgo,Cherif Chekat,que solo han cambiado sus nombres, mientras que el patrón mortal de la Yihad sigue siendo el mismo, dentro o fuera de las cárceles.
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