Tras un mes de protestas en toda Francia de los "chalecos amarillos", la popularidad del presidente Emmanuel Macron sigue cayendo, según un sondeo publicado este domingo, pese a que el movimiento popular parece desinflarse.
Un total de 66.000 manifestantes, que en términos generales piden un mayor poder adquisitivo, participaron en el quinto sábado consecutivo de protestas, que registró menos incidentes violentos que los anteriores y la mitad de afluencia que el 8 de diciembre.
El movimiento "se está atemperando, pero lo que permanece es un fuerte sentimiento de rabia contra Macron" asegura el sociólogo Hervé Le Bras, de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS).
Según un sondeo del grupo Ifop publicado este domingo en el Journal du Dimanche, el índice de aprobación de Macron (que lleva 19 meses como presidente) siguió cayendo: dos puntos en el último mes, a un 23%.
Y los "muy insatisfechos" con su gestión ganó seis puntos, llegando al 45 por ciento.
Muchos de los manifestantes han señalado directamente a Macron, de 40 años, exigiendo su dimisión y criticando su pasado de joven banquero, su pertenencia a la "élite" y su supuesta "arrogancia".
Por su parte, la popularidad del primer ministro, Édouard Philippe, perdió tres puntos, hasta el 31%.
Aumento de Le Pen
La encuesta del instituto "Ifop" para el semanario "Le Journal du Dimanche" también consultó como votaría si se repitiese la elección presidencial de abril de 2017, con los mismos candidatos.
La ultraderechista Marine Le Pen, que perdió en aquel entonces en el ballotage, se colocaría en primer lugar con el 27% de los votos, seis puntos más que los conseguidos hace 19 meses.
Por su parte, Macron recibió el respaldo del 25%, un aumento de un punto con respecto a su resultado en la elección.
Quien no parece haberse beneficiado es el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que pasa del 19,6% en la primera ronda de 2017 al 14% actual.
Las medidas de Macron
El lunes pasado, el presidente francés había anunciado un aumento de 100 euros mensuales para los empleados que cobran el salario mínimo, o la anulación de un impuesto a las pequeñas jubilaciones. La jornada del sábado suponía pues una prueba de fuego para Macron.
El presidente de la Asamblea Nacional, y miembro del partido gobernante La República en Marcha (LREM), Richard Ferrand, se congratuló por el "necesario" declive de la movilización.
"Vamos a inyectar 10.000 millones de euros en el poder adquisitivo de los franceses", dijo, refiriéndose al coste de las medidas anunciadas el lunes por Macron.
Pero pese a estas medidas, y a la menor movilización, muchos "chalecos amarillos" mantenían su determinación reivindicativa. "Seguiremos peleando hasta que obtengamos todo lo que queremos" afirmaba Daisy, que llegó a París procedente de la región de Isère (sudeste).
Otra de las reivindicaciones que emergió el sábado es de índole política y tiene que ver con una "mayor democracia": la instauración de un Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC). "Escuchen esta solicitud del pueblo, devuélvannos nuestra libertad y nuestra soberanía", arengó el sábado, en la plaza de la Ópera en París, una de las figuras del movimiento, Maxime Nicolle.
Opinión dividida
"El movimiento" de los chalecos amarillos "ha logrado hacer retroceder a lo que parecía un gobierno fuerte", asegura a la AFP Jerome Sainte-Marie, experto del grupo Pollingvox.
Los manifestantes "han adquirido ahora confianza en sí mismos, de manera que las cosas no van a volver a ser como antes del 17 de noviembre" cuando estallaron las protestas, agrega. Por eso, "el contexto en que Emmanuel Macron ejerce el poder ha cambiado", opina Sainte-Marie.
Hasta ahora, el joven presidente, que ha llevado a cabo a marchas forzadas varias reformas liberales y de flexibilización laboral, se vanagloriaba de no ceder ante las protestas callejeras, como según él hicieron todos sus predecesores en Francia.
Pero después del movimiento de protestas, "Macron ha demostrado que está más abierto al diálogo", según el analista Jean-Daniel Levy, del grupo de sondeos Harris Interactiv.
El gobierno ha anunciado consultas durante seis meses con grupos de la sociedad civil, alcaldes, sindicatos, empresarios y representantes de los "chalecos amarillos" para debatir temas fiscales y reformas económicas.
Macron "no va necesariamente a cambiar el rumbo de sus reformas, pero sí la forma en que las va llevar a cabo", precisa Lévy.
(Con información de AFP)
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