La UE culpa al Estado iraní por crímenes y desapariciones de opositores en Europa

El asesinato del disidente Ahmad Mola Nissi en Holanda en noviembre de 2017 ha desatado investigaciones sobre el accionar de los khomeinistas lejos de Teherán

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La escena del crimen de
La escena del crimen de Ahmad Mola Nissi

Semanas atrás se cumplió un año desde aquella jornada en que se escucharon nueve disparos en una tranquila calle de un barrio residencial de Holanda. Fue en noviembre de 2017, un hombre caía de espaldas sobre la acera agonizando y un BMW negro partía a toda velocidad en la oscuridad de la noche.

La víctima, Ahmad Mola Nissi, murió esa misma noche por las heridas recibidas, incluyendo cinco disparos en la cabeza. Dejó una esposa joven e hijos pequeños, pero el crimen no fue una sorpresa; Ahmad había recibido amenazas durante algún tiempo y los esfuerzos de la policía local para protegerlo no fueron suficientes.

Quienes conocían a Nissi sabían quién era: fue el fundador del Movimiento de Lucha Árabe para la Liberación de Ahvaz (ASMLA, por sus siglas en inglés), una organización política separatista iraní que busca la independencia del pueblo árabe de la provincia iraní de Ahwazi, en el Khuzestan de Irán al que el régimen de los mullahs llama "un grupo terrorista".  Sin embargo, el asesinato no ocurrió en Irán, sino en Europa, en los Países Bajos, donde Nissi había vivido desde 2006; y aunque un año después aún no se ha encontrado a los asesinos, esta semana las autoridades holandesas identificaron como responsable al régimen iraní.

Tampoco fue la primera vez que un disidente iraní fue asesinado en los Países Bajos. En 2015, Reza Kolahi fue asesinado en Almere. Kolahi era miembro de la Organización Popular Moyahedin de Irán, considerado el mayor grupo de oposición del régimen. Tanto Irán como Irak mencionan al grupo como un grupo terrorista, aunque Europa, Canadá y los Estados Unidos habían retirado esa designación en 2012. Actualmente los EEUU lo clasifican como un "culto". De hecho, muchos de los partidarios de Donald Trump, incluidos Rudy Giuliani y John Bolton, han expresado su apoyo al grupo en sus esfuerzos por derrocar a los khomeinistas, a pesar de sus raíces islamistas-socialistas. Sin embargo, ni los Moyahedin ni el ASMLA son personas inocentes. Se sospecha que el AMSLA asesinó a varios estadounidenses en la década de 1970 y que atentó con bombas sobre varias empresas estadounidenses en Irán. Al tiempo que Irán culpa al ASMLA, junto con el ejército del Reino Unido, por un bombardeo en 2006 en Ahvaz que mató al menos a ocho personas. Y los dos grupos son responsables de otros ataques terroristas que han matado a docenas de personas a lo largo de los años. Pero los asesinatos por parte del estado iraní de ciudadanos que viven en el extranjero son, sin embargo, inexcusables, dicen los líderes de los derechos humanos en los Países Bajos. Además, hay indicios de que Kolahi fue asesinado por criminales locales bajo órdenes de agentes de Irán, lo que sugiere, de acuerdo con el investigador iraní-holandés Afshin Ellian, que "Irán tiene acceso a una amplia red de simpatizantes y agentes de inteligencia en los Países Bajos y en toda Europa".

Elian no está solo en esa evaluación. En octubre, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores alegó que los servicios de inteligencia de Irán han colocado durante mucho tiempo a los oponentes del régimen en el extranjero bajo estrecha vigilancia, a menudo reuniendo agresivamente información sobre ellos.

Esa opinión también ha sido respaldada por la prensa iraquí. Los iraquíes-kurdos informaron después del asesinato de Nissi que "el estilo brutal del asesinato es una marca registrada del régimen iraní, que ha asesinado a muchos disidentes en el exilio de la misma manera desde que llegó al poder en 1979".

Ahmad Mola Nissi
Ahmad Mola Nissi

Nissi había estado recibiendo amenazas durante varios años, otra marca registrada del régimen "que intenta rutinariamente silenciar los opositores tanto dentro como fuera de Irán matando a los disidentes o aterrorizándolos para que guarden silencio".

De hecho, la historia de los ataques a los disidentes y opositores por parte del régimen se remonta a décadas. Según el Instituto de Seguridad de Washington, una ONG no gubernamental que ha asistido a disidentes iraníes, el régimen ha estado persiguiendo internacionalmente complots inventados asesinando a los disidentes junto con otras maniobras políticas domésticas destinadas a evitar las protestas políticas y la presión de los medios de comunicación en el país. Entre los más notables de esos ataques estuvo el asesinato en septiembre de 1992 en Berlín del entonces Secretario General del Partido Democrático Kurdo de Irán, Sadegh Sharafkandi, junto con varios de sus colaboradores.

Siguieron otros crímenes, incluyendo el asesinato en 1993 de un clérigo en Bonn; los fusilamientos de disidentes iraníes en 1993 en Copenhague, en Estocolmo en 1996, y París en 2005; y el asesinato en abril de 2017 de un ejecutivo de televisión iraní en Estambul.

En octubre del año pasado, las autoridades francesas frustraron los planes para bombardear un mitín de los Moyahedin en las afueras de París, nuevamente se descubrió directamente la responsabilidad al estado iraní. Rudy Giuliani estuvo entre presentes y asistió al evento. Ese mismo mes, el Instituto de Washington informó que Dinamarca retiro a su embajador en Irán en respuesta a la evidencia concreta de que "los agentes de inteligencia del régimen habían tramado el asesinato de un disidente en territorio danés". El objetivo en ese caso era otro miembro de ASMLA.

Por su parte, Irán continúa negando la participación del gobierno en cualquiera de estos asesinatos, incluso mientras culpa a ASMLA y a Estados Unidos por un ataque en septiembre contra un desfile militar en Ahvaz, en Irán, un ataque por el cual ISIS ha reclamado el crédito y la autoría.

A pesar de estas atrocidades, los líderes europeos, incluso aquellos que condenan a Arabia Saudita por el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi, se han mostrado reacios a tomar medidas contra Irán. Sólo Dinamarca ha pedido que se vuelvan a imponer sanciones tras el plan de asesinato allí. Sin embargo, como advierte el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores: "Si Europa se abstiene de castigar los asesinatos y desapariciones patrocinados por la República Islámica, no solo los regímenes autoritarios continuarán con sus operaciones represivas, sino que la UE perderá su capacidad de defender su espacio común de libertad, seguridad y justicia".

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