Hombre perdió su mano durante disturbios en la ciudad de Burdeos
Un manifestante francés perdió una mano después de que intentó recoger una granada en medio de los disturbios que se vivieron por cuarto sábado consecutivo en Francia. Así lo mostró un video que fue grabado en la ciudad de Burdeos y que más tarde circuló en las redes sociales.
Las autoridades confirmaron que el explosivo detonó cuando el hombre trató de recogerlo del suelo, con la intención de contestar la agresión. Olivier Etienne, fiscal adjunto de Burdeos, confirmó al medio de noticias Sud-Ouest que el afectado había sufrido una grave lesión en la mano.
El accidente ocurrió la tarde del sábado en las inmediaciones de la plaza Pey-Berland, ubicada frente al Hôtel de Ville y muy cerca de la Catedral de Burdeos.
En las imágenes se puede ver cuando el hombre grita por ayuda mientras sostiene su mano derecha, la cual está cubierta de sangre. Mientras tanto en el video se escuchan detonaciones, gritos y al final de la calle se puede observar un incendio.
El manifestante tuvo que ser atendido por paramédicos, quienes más tarde lo llevaron a un hospital. De momento no se han dado a conocer más detalles sobre su identidad o su condición actual.
Un manifestant présent place Pey Berland évacué avec une main arrachée #Bordeaux #GiletsJaunes (images @gdecaix ) pic.twitter.com/1JbN26qlan
— France3 Aquitaine (@F3Aquitaine) December 8, 2018
Medios locales informaron que en la plaza Pey-Bereland los manifestantes se enfrentaron con la policía, donde algunos simpatizantes de los "chalecos amarillos" intentaron disuadir a sus compañeros de cometer disturbios violentos.
Aún así los oficiales se enfrentaron con algunos civiles que provocaron pequeños incendios y lanzaron objetos contra las barricadas que se instalaron desde el medio día en las calles Alsace-Lorraine y Victor Hugo.
La puerta principal para acceder a la corte del ayuntamiento se encontraba protegida por vehículos de la policía, y muchos centros comerciales situados en la periferia tuvieron que cerrar desde temprano.
Los choques provocaron graves destrozos y hasta saqueos por parte de los manifestantes más extremistas y violentos. Una tienda de Apple, por ejemplo, fue desvalijada en Burdeos.
Según la prefectura de la ciudad, el saldo fue de 44 personas arrestadas y 25 que fueron puestas bajo custodia policial.
Disturbios son una "catástrofe" para la economía del país
Bruno Le Maire, ministro de Economía y Finanzas, declaró este domingo que los hechos de violencia representan "una catástrofe" para la economía del país: "Es una catástrofe para los comercios, es una catástrofe para nuestra economía".
"La factura debe ser asumida por el Estado, por la solidaridad y por las aseguradoras", subrayó, en declaraciones a la prensa.
En la jornada de ayer, la acción policial con muchos más arrestos (1.723 en toda Francia, de los cuales 1.082 se dieron en París) y una acción más reactiva redujo considerablemente el número de heridos, pero no los actos vandálicos.
La tensión aumentó este sábado en París cerca de los Campos Elíseos, en donde la policía lanzó gases lacrimógenos contra "chalecos amarillos" que se enfrentan a las fuerzas al grito de "¡Macron dimisión!".
Christophe Castaner, ministro de Interior, dijo que la policía francesa ha realizado 1.385 arrestos en la cuarta jornada de protestas, que habrían reunido a unas 125.000 personas. El funcionario, en una rueda de prensa celebrada a las 19:30, hora local, afirmó que al menos unas 900 personas seguían bajo custodia.
Las autoridades también confirmaron que hay 118 heridos en distintos puntos de Francia.
"Chalecos amarillos"
Esta ola de protestas comenzó el 17 de noviembre en oposición a un aumento de los impuestos a los combustibles. Muchos manifestantes tenían puestos los chalecos amarillos que de manera obligada tienen que llevar los automovilistas y rápidamente, ese pasó a ser el emblema del movimiento.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha convertido en una protesta generalizada contra la política económica y social del gobierno.
El presidente Emmanuel Macron cedió esta semana a algunas de las demandas de los manifestantes. Anuló el alza del gravamen a los combustibles, que hacía parte de un plan para combatir el cambio climático, y congeló los precios del gas y la electricidad durante los próximos meses.
Pero estas medidas no han sido suficientes para apagar la cólera de los "chalecos amarillos", un movimiento sin estructura ni dirigentes, que expresa el hartazgo de la clase media que ha perdido poder adquisitivo.
En las redes sociales proliferaban los llamados a la dimisión del Macron, cuya popularidad se ha derrumbado, con apenas 23% de aprobación tras año y medio en el poder.
MÁS SOBRE ESTE TEMA:
Las autoridades francesas detuvieron a 1.723 personas durante las manifestaciones del sábado