Las protestas de los "chalecos amarillos" reunieron este sábado a 125.000 personas en toda Francia, de ellas 10.000 en París, y las fuerzas de seguridad realizaron 1.385 detenciones, según anunció el ministro de Interior, Christophe Castaner.
Las autoridades desplegaron 89.000 policías y gendarmes (65.000 una semana antes), de ellos 8.000 en la capital, y que esta vez tenían la consigna de intervenir rápidamente contra los autores de altercados para impedir destrozos y que se levantaran barricadas.
Fuera de la capital, también hubo disturbios en otros puntos a lo largo y ancho del país, como en Burdeos, Toulouse, Marsella, Lyon o Nantes.
Filmaciones difundidas por usuarios de redes sociales revelaron el momento en que un grupo de vándalos destrozó una vidriera de un Apple Store en Burdeos para ingresar rápidamente y robarse todos los costosos dispositivos que estaban a su alcance.
Por otro lado, los "chalecos amarillos" organizaron bloqueos o filtraron el paso de vehículos en decenas de lugares por todo el territorio francés, en particular en algunos puntos estratégicos de la red de autopistas, como en las dos principales entradas desde España.
Las acciones organizadas en el peaje de Biriatou en el País Vasco en la A63 y en Le Boulou en la A9, junto al paso fronterizo por la región española de Cataluña, provocaron filas kilométricas.
El primer ministro, Édouard Philippe, estimó que el dispositivo de seguridad esta vez ha impedido graves incidentes e insistió en que ahora es hora del diálogo que su Gobierno ha empezado, y que él puso en práctica el viernes al recibir a una delegación de "chalecos amarillos".
Ahora se espera la reacción del presidente de Francia, Emmanuel Macron, después del silencio que ha mantenido toda esta semana y que aporte elementos para ese diálogo.
Las protestas del movimiento de los "chalecos amarillos", llamados así por la prenda reflectante que es obligatorio llevar en el auto, comenzaron para protestar contra la subida de los impuestos al carburante programada para 2019, que ha sido anulada esta semana por el Ejecutivo. Pero sus reivindicaciones se han ampliado a cuestiones de poder adquisitivo e incluso muchos reclaman la dimisión de Macron.
Con información de EFE
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