Vanya Krapivin, el joven ruso de 16 años que se enfrentó al hombre que violaba y acuchillaba a su madre, murió 19 meses después de que el agresor le partiera el cráneo.
El trágico suceso ocurrió en mayo de 2017 en Severodvisk, una localidad al norte de Rusia. Krapivin tenía entonces 15 años. Al llegar de la escuela encontró a su madre, Natalia Krapivina, tendida en el suelo y encharcada en su propia sangre. Sobre ella, su vecino, Roman Pronin, intentaba violarla asestándole repetidas cuchilladas.
Sin dudarlo, el adolescente agarró una pesa de tres kilos para golpear al agresor, y apartarlo de su madre, con la mala suerte de que Pronin consiguió esquivar el golpe. Tras un forcejeo, el violador arrebató al chico la mancuerna, y la utilizó para aplastarle el cráneo de forma salvaje.
Los gritos de las víctimas alertaron al resto de vecinos, que de inmediato llamaron a las autoridades. Creyendo que había matado a madre e hijo, el asesino huyó de la escena del crimen.
Había asestado a la mujer un total de 27 puñaladas. A pesar de la gravedad de las heridas, Natalia Krapivina sobrevivió al ataque. No lo logró su hijo, que después de 19 meses luchando por su vida falleció debido a las complicaciones y secuelas del bestial golpe.
Al atizarle con la pesa, el violador causó un grave daño cerebral a Vanya, que se sumió en un coma durante nueve meses. El impacto, de una fuerza desmedida, llevó al adolescente a perder casi todo el hueso frontal de su cráneo, una lesión que obligó a los cirujanos a extirpar a Vanya mitad del cerebro.
A través de una campaña de recaudación de fondos, Andrey Malakhov, un famoso presentador ruso, logró reunir buena parte del dinero requerido para cubrir el costo de las placas de titanio que necesitaba el joven para sobrevivir, así como para costear otros gastos médicos.
Aunque desde hace un año Vanya mostró signos de mejora, pues reconocía a su enfermera y comenzó a comer alimentos como avena y puré de papas, el pasado octubre contrajo una gripe que le hizo empeorar. A pesar de los cuidados intensivos, no llegó a sobreponerse.
Ahora, Pronin enfrentará a la justicia por haber matado al pequeño, y por haber agredido y abusado sexualmente de Natalia Krapivina, quien vive gracias a la valentía de su hijo.
Por la traumática experiencia vivida, y como ocurre lamentablemente con tantas víctimas de este tipo de violencia, Krapivina se considera en parte culpable de lo ocurrido, por lo que se siente, según apuntan medios internacionales, profundamente conmocionada y desolada.
El autor de este delito, que ha conmovido a toda Europa, ya contaba con antecedentes penales, y había sido condenado por otros delitos.
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