(Video: Sound of Animals)
Hacinados y salvajemente maltratados: de esta forma vivió un grupo de perros las últimas horas de su vida en una localidad de Camboya, de camino hacia el matadero en el que se convertirían en carne de consumo humano.
Así lo ha denunciado la organización animalista Sound of Animals. Sus responsables llevaban tiempo rastreando la zona. Sospechaban de la existencia de un matadero local en el que sacrificaban a perros robados para hacer negocio con su carne.
Siguiendo su ruta habitual, tras la pista del centro de matanza, se cruzaron en la carretera de tierra con una motocicleta estacionada que en su parte posterior portaba una pequeña jaula metálica abarrotada de perros.
"Estábamos conduciendo alrededor del área en busca de camiones, autos y bicicletas que llevaban perros, para seguirlos al matadero. Nos encontramos con una bicicleta estacionaria, con nueve perros aplastados en una pequeña jaula en la parte posterior. Tomé algunas fotos y me escondí, y esperé a que el conductor de la bicicleta regresara" explicó el director ejecutivo de Sound of Animals, Michael Chour, de 48 años.
Cuando el conductor regresó y arrancó la motocicleta, no lo dudaron y sacaron sus cámaras para grabarle. Dispuestos a dar con el matadero, le siguieron durante los casi 12 kilómetros que recorrió hasta llegar a destino.
"Estos nueve perros se amontonaron en una pequeña caja que en Reino Unido solo se habría permitido que albergase a un único perro. Habían viajado así durante horas bajo el sol abrasador" explicó Chour.
Al arribar al lugar y bajarse del coche a comprobar el estado de los animales, Michael Chour se estremeció. Además de estar petrificados por el reducido espacio en el que se encontraban, los canes presentaban muestras de deshidratación, tenían hambre, algunos se hallaban claramente enfermos y llamaba la atención por encima de todo su evidente miedo.
Este temor palpable de los perros es comprensible si uno continúa observando las imágenes grabadas por la asociación. La situación fue empeorando: con una barra metálica alargada, el "carnicero" golpea con crudeza a los animales, que chillan de dolor emitiendo agudos aullidos que prácticamente obligan a detener el video, descomponiendo al espectador, que es casi incapaz de asistir al maltrato hasta el final.
Empujándolos con la vara, el joven fuerza a los animales a cambiar de jaula, atizándoles repetidas veces y provocando la histeria de los perros, presas del pánico. Según explicó la asociación, los golpes que propina a los animales les producen severas lesiones y un dolor insoportable que deben resistir hasta el momento de ser sacrificados.
'Eran las mascotas de alguien, no acostumbradas a un trato tan duro como este. El ladrón habló libremente sobre lo que había estado haciendo, pues el matadero está tan aislado, tan lejos de todo en medio de la jungla, que no había ninguna posibilidad de que lo descubrieran" afirmó Chour.
Desde la organización aseguran que el carnicero reconoció haber robado los perros a familias particulares. Un hecho que lamentablemente es común en Camboya, a pesar de estar prohibido por ley.
"Explicó [el carnicero] que conseguir perros en el área era cada vez más difícil, por lo que le resultaba más sencillo ir a otra ciudad de Camboya para robarlos, a Siem Reap".
Robar perros domésticos para convertirlos en carne de consumo humano es una forma de sustento para estos individuos, que quebrantan la legislación y maltratan al animal sin reparos.
"Los nueve perros que viajaban en la motocicleta se mantendrían en esa pequeña jaula hasta el día siguiente, momento en el que serían sacrificados […] Explicó que la matanza había terminado por ese día, y que ya tenían sus mil kilos de carne de perro para ser entregados en la ciudad de Phnom Penh" contó el responsable de la organización.
Además de las lesiones que les provocan con la vara, la asociación aseguró que les cortan las patas para evitar que escapen de la finca.
"Me dijo que había cortado las patas de los perros ese día por intentar escapar, y que lo hace de forma regular" declaró Chour.
Después de ser testigo de las terribles e insalubres instalaciones, y descubrir el bestial maltrato que sufrían los animales antes de ser sacrificados, el director ejecutivo de Sound of Animal, indignado al ver que el carnicero golpeaba una y otra vez a una de las perras, se enfrentó a él y le instó a que se detuviera.
"No lo aguanté más y le grité para que parase. Él no habría parado de golpearla hasta que estuviera muerta. La situación se puso muy tensa, pero no me importó. Después de volver a agredirla tuve que detenerle. Le dije que, o me entregaba al perro o no sería capaz de controlarme a mí mismo".
Así, Chour, originario de Francia, logró liberar a uno de los canes, una hembra a la que condujo rápidamente al veterinario para que le realizaran el pertinente chequeo. En la consulta comprobaron que el can, al que bautizaron provisionalmente como Lewan, tenía fiebre. Además de bajar su temperatura corporal, le aplicaron un tratamiento para calmar su dolor muscular, producido por las condiciones de hacinamiento.
He estado en cientos de mataderos en los últimos 15 años y este fue el lugar más bárbaro, sádico, cruel y malvado que he visto" aseguró Chour.
Aquel día, la organización fue capaz de rescatar a cinco de los animales que iban a convertirse en carne para consumo. Ahora todos se encuentran bajo su custodia.
En su página web publican continuamente videos de operaciones de rescate en Camboya. Con estas intervenciones, que nunca son violentas, buscan salvar a los animales de estos cruentos actos. Capitaneados por Michael Chour, el objetivo de la organización es reducir el comercio de carne de perro en el país.
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