El octogenario antropólogo indio TN Pandit es una de las pocas personas que ha tenido contacto con la tribu de los sentineleses que vive en las islas Andamán, en la India.
En 1973 y 1991 formó parte de expediciones que buscaban establecer contacto con sus habitantes. A 27 años de distancia, recordó el primer viaje como el encuentro más memorable de su carrera en el que, al igual, que John Allen Chau, se enfrentó a una situación tensa con los nativos. La diferencia es que él está vivo y el estadounidense no.
"Estoy muy triste por la muerte de este joven que vino desde los Estados Unidos. Pero cometió un error. Tuvo la oportunidad de salvarse, pero insistió y lo pagó con su vida", dijo el antropólogo vía telefónica a la cadena inglesa BBC.
Chau fue asesinado por los sentineleses luego de ser llevado hasta la isla por pescadores, ya que se había fijado el objetivo de evangelizar a sus habitantes, quienes el 17 de noviembre fueron vistos arrastrando su cuerpo por la playa, para enterrarlo.
Pandit recordó que cuando visitó la isla también se enfrentó a una situación tensa.
Cuando iba a regalarles unos cocos, me separé un poco del resto de mi equipo y comencé a acercarme a la orilla. Un joven sentinelés hizo una mueca curiosa: tomó su cuchillo y me indicó que me cortaría la cabeza. Inmediatamente llamé al barco y me retiré rápidamente.
"El gesto del chico es significativo. Dejó claro que no era bienvenido", expresó y recordó que la expedición de la que formó parte llevaba regalos para los habitantes como ollas, sartenes, cocos, herramientas y cuchillos.
"También íbamos con tres hombres de otra tribu local, los onge, para que nos ayudaran a 'interpretar' el habla y el comportamiento de los sentineleses", expresó.
En 1999 Pandit escribió su experiencia en un ensayo en el que contó que los guerreros estaban listos para defender su territorio de los intrusos "a veces nos daban la espalda y se sentaban en cuclillas como para defecar".
Recordó que les regalaron un cerdo vivo, pero en lugar de mostrar algún gesto amistoso, le clavaron una lanza, lo mataron y enterraron en la arena.
Pandit y sus colegas iniciaron en los años setenta una serie de expediciones para tratar de establecer contacto con algunos de los pueblos de los que se sabe poco por la falta de contacto con la civilización, pero en el caso de los sentineleses no hubo ningún avance hasta 1991.
“Tomaron la decisión de encontrarse con nosotros, y la reunión se llevó a cabo de acuerdo con sus condiciones. Saltamos del bote y nos quedamos en el agua, que nos llegaba al cuello, repartiendo cocos y otros regalos. Pero no nos permitieron poner pie en su isla”
Pandit dice que no estaba demasiado preocupado por un posible ataque, pero que siempre fue cauteloso cuando estaba muy cerca de ellos.
"Durante las interacciones nos amenazaron, pero nunca se llegó a un punto en el que nos intentasen matar o herir. Cada vez que se agitaban, retrocedíamos".
Recordó que llevaban arcos y flechas. No eran ni altos ni bajos y su idioma se escuchaba igual a las tribus de la zona.
"Tratamos de comunicarnos con el lenguaje de signos, pero estaban ocupados recolectando cocos", expresó.
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