El soldado norcoreano que desertó a Corea del Sur en medio de una lluvia de balas el año pasado es hijo de un general del régimen y asegura que los jóvenes de su edad no sienten ninguna lealtad por el dictador Kim Jong-un, indicó este lunes un periódico japonés.
Oh Chong Song escapó en noviembre de 2017 a través de la Zona Desmilitarizada en Panmunjom mientras sus antiguos compañeros le disparaban. Logró cruzar al sur y fue hospitalizado por las heridas de bala, y su historia recorrió el mundo.
Aunque las deserciones de norcoreanos son comunes, no es usual que ocurran en Panmunjom, una zona repleta de turistas y muy bien resguardada por soldados de Pyongyang y Seúl.
Oh tiene 25 años y es hijo de un mayor general, reportó el periódico japonés Sankei Shimbum. Tuvo una infancia privilegiada como parte de la élite norcoreana, pero aún así aseguró no tener ninguna lealtad al régimen.
"En el Norte la gente, especialmente las generaciones más jóvenes, son indiferentes entre sí y a la política, sus líderes. No hay sentido de la lealtad", dijo en su primera entrevista tras la deserción.
Oh era él mismo "indiferente" al mandato de Kim Jong-un, el tercer líder supremo norcoreano en una dinastía familiar iniciada por su abuelo Kim Il-sung, y tampoco tenía interés en las opiniones de sus amigos.
"Probablemente el 80% de mi generación es indiferente y no tiene lealtad. Esto es natural ya que el sistema hereditario es aceptado sin cuestionamientos, sin importar su incapacidad de alimentar al pueblo", explicó.
El desertor también negó ciertos reportes surgidos en Corea del Sur de que había cometido un asesinato en el Norte y escapaba por esa razón.
Pero Oh sí aceptó que el día de su escapa tuvo un desencuentro con sus amigos y comenzó a beber. Mientras caminaba de vuelto a su puesto de seguridad en la frontera, decidió cruzar el retén y luego, temiendo ser ejecutado si lo encontraban, prefirió continuar hasta la frontera, según relató al Sankei Shimbum.
"Temí ser ejecutado si daba marcha atrás, así que decidí cruzar la frontera", dijo, añadiendo que no lamentaba haber desertado.
La inteligencia japonesa ha confirmado la identidad de Oh y su parentesco con el mayor general en el ejército de kim Jong-un.
En tanto Lee Cook-jong, el médico que asistió en su momento al desertor herido, dijo el mes pasado que el joven se había recuperado, había obtenido un empleo e incluso pudo comprar un auto. Además, ya casi no hablaba con el pesado acento norcoreano.
La deserción de Oh tuvo lugar en un momento de tensión extrema entre Corea del Norte y Estados Unidos, con recurrentes amenazas de destrucción mutua entre Kim Jong-un y el presidente Donald Trump.
Desde entonces el panorama geopolítico en la península ha cambiado y ambos países han abierto canales de comunicación y reducido el conflicto, dando un lugar a un período de negociaciones.
"Realmente pensé que estábamos al borde de la guerra con los Estados Unidos. La tensión que yo sentía se derramaba desde los niveles más altos del régimen", explicó Oh.
Entre los nuevos gestos de buena voluntad que Pyongyang y Séul han puesto en marcha, se espera que los soldados a ambos lados de la frontera en Panmunjom sean desarmados, lo que evitará que otros desertores pueden ser heridos o asesinados.
Oh, sin embargo, no guarda rencor sobre sus antiguos compañeros y las heridas que le provocaron. "Si no me hubiesen disparado se hubieran enfrentado a duros castigos. Así que si yo hubiera sido uno de ellos, hubiera hecho lo mismo", señaló.
Con información de AFP
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