Un ex guardia del campo de concentración nazi de Stutthof (Polonia), juzgado en Alemania por complicidad de centenares de asesinatos, afirmó el martes sentir "vergüenza" de haber sido un SS, pero clamó su inocencia afirmando haber ignorado la existencia de las cámaras de gas.
"Por supuesto que tengo vergüenza de haber estado en las SS", dijo Johann Rehbogen, en una declaración leída por su abogado durante su juicio.
Sin embargo, el acusado aseguró que fue "enrolado por la fuerza" y no saber entonces sobre "las matanzas sistemáticas, las cámaras de gas" en el campo de concentración en el que sirvió entre junio de 1942 y septiembre de 1944.
La Fiscalía está segura de que el acusado era perfectamente consciente del brutal asesinato de los prisioneros del campo y que precisamente por su condición de guardia se pudieron producir muchas de las muertes. En Stutthof fallecieron más de 27.000 personas, tanto en las cámaras de gas, como ejecutadas de un disparo en la nuca, envenenadas, congeladas, por privación de alimentos, extenuados como consecuencia de los trabajos forzados o como resultado de la falta de asistencia médica.
Dado que el acusado tenía 18 años cuando comenzó su servicio en el campo nazi, el nonagenario es juzgado por un tribunal de menores.
Su testimonio era muy esperado ya que el hombre lloró cuando la víctimas del campo de Stutthof declaraban.
El tribunal ha previsto hasta enero próximo un total de catorce sesiones y dada la avanzada edad del acusado cada vista se extenderá un máximo de dos horas.
Escasos juicios
Recién desde en los últimos años Alemania intenta identificar a los últimos sospechosos con vida y juzgar a los que aún son aptos para comparecer.
En los últimos juicios, sólo un acusado habló, el ex SS Oskar Gröning, apodado "el contador de Auschwitz", que pidió "perdón" en 2015 y reconoció su "falta moral". Fue condenado a cuatro años de prisión por complicidad en la muerte de 300.000 judíos, pero murió en marzo sin purgar su pena.
Otro ex SS de Auschwitz, Reinhold Hanning, hizo leer en 2016 por sus abogados una confesión de 25 páginas en la que admitía su "vergüenza" y reconocía que sabía que los deportados eran "asesinados, gaseados e incinerados".
Rehbogen puede ser condenado en este proceso a 15 años de prisión pero es poco probable que se declare esa pena máxima dadas las condenas dictadas contra Gröning o Hanning y por haber sido "menor".
Estos casos, simbólicos, no tienen sólo un fin penal. Son pedagógicos y apuntan a dar a los descendientes de las víctimas el sentimiento de que hubo justicia.
(Con información de AFP y EFE)
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