Miles de iraníes marcharon el domingo por las calles del país cantando "muerte a Estados Unidos" en el aniversario de la toma de la embajada en Teherán de ese país en 1979 durante la Revolución Islámica y en el contexto del restablecimiento este lunes de las sanciones de Washington al sector petrolero persa.
La demostración fue organizada por el gobierno, tuvo su foco en la capital en torno a la antigua embajada y las imágenes de banderas estadounidenses, figuras del "Tío Sam" y fotos del presidente Donald Trump fueron quemadas ante las cámaras de la televisión estatal iraní.
El 4 de noviembre de 1979 estudiantes extremistas asaltaron la delegación diplomática poco después de la caída del Shah de Persia, gobernante apoyado por Washington. Se tomaron de rehenes 52 ciudadanos estadounidenses, liberados 444 días después.
El hecho no sólo marcó el quiebre de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán, sino que también los transformó en enemigos acérrimos en un conflicto que aún perdura.
En la conmemoración del domingo fuentes iraníes aseguran que millones de personas asistieron a las marchas en sus pueblos y ciudades, en una demostración de apoyo al régimen teológico y su líder, el Ayatolá Ali Khamenei, que ha estado bajo enorme presión interna en los últimos tiempos por las malas condiciones económicas en Irán.
La virulencia y convocatoria de estas marchas anuales sirve para medir el estado de las relaciones entre Washington y Teherán. Años atrás, durante la presidencia de Barack Obama en Estados Unidos y las negociaciones y posterior firma del acuerdo nuclear con Irán, la conmemoración atraía menos gente y los símbolos violentos y la quema de banderas se reducían al mínimo.
Pero en la actualidad se pude percibir precisamente lo contrario, luego de que Trump retirara a su país del acuerdo nuclear y restableciera las sanciones sobre Irán.
En especial el quiebre de este pacto, que quitaba parte de las sanciones a cambio de una verificación real de los fines pacíficos del programa atómico persa, y que fue firmado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China, ha aumentado las tensiones en la región.
Mike Pompeo, secretario de Estado estadounidense, dijo que las penalidades iniciadas este lunes son "las sanciones más duras que se hayan puesto sobre la República Islámica de Irán".
"Hay un puñado de lugares donde los países han reducido significativamente sus importaciones de petroleo iraní y necesitan un poco más de tiempo para llegar a cero. Vamos a darles ese tiempo", indicó Pompeo en una entrevista para la cadena Fox News.
Además de las sanciones al petróleo, también se instalarán penalidades financieras sobre "600 individuos y empresas de Irán".
En respuesta las fuerzas armadas iraníes lanzaron este lunes dos días de ejercicios de defensa aérea y aseguró que podría "neutralizar cualquier amenaza", según indicó la agencia IRNA.
Las sanciones impuestas por Trump buscan frenar el programa nuclear y de misiles balísticos a través de la presión económica. Además, intentan reducir los fondos del régimen persa que podrían ser utilizados para financiar a aliados de Irán en el extranjero, como el grupo terrorista Hezbollah en el Líbano, milicias en Siria e Irak, o los rebeldes hutíes en Yemen.
Con información de Reuters
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