Gonçalo Amaral es odiado. No por su trabajo como policía, sino por su rol como escritor. Es que luego de haber sido el encargado de la búsqueda de la pequeña Madeleine McCann, el detective dedicó sus días a escribir y a provocar un escándalo de consideraciones imperiales para el Reino Unido.
En juicio con Kate y Gerry McCann, Amaral insiste en su provocadora teoría sobre la pequeña y el papel que ellos cumplieron aquella fatídica noche del 3 de mayo de 2007.
Con su libro La verdad de la mentira, el investigador-autor ganó más de medio millón de dólares, algo que un agente pocas veces puede reunir con sus tareas diarias. Los padres de la niña presionan más para que una gran porción de esas ganancias vaya para su familia a la que considera perjudicada por la horrenda hipótesis de Amaral.
Amaral, por entonces jefe de la policía en Portugal, cree que Maddie murió en un accidente en el apartamento que arrendaban en Praia da Luz, Algarve, que sus padres fueron responsables del hecho y que ocultaron e hicieron desaparecer el cuerpo para evitar ser enjuiciados.
"Si Gonçalo Amaral continúa haciendo estas afirmaciones escandalosas, encontrará que tendrá una dura lucha entre sus manos. Kate y Gerry no van a dejar que se salga con la suya con lo que dijo sobre ellos", dijo un amigo cercano a la familia McCann, indignado con las teorías del ex policía, al diario inglés The Sun.
Amaral hizo una buena fortuna gracias a su libro y a un DVD que publicó sobre el hecho, en el cual ensucia a los padres de Madeleine y los involucra directamente en la muerte y desaparición del cuerpo. En 2009 ya perdió un juicio, pero las instancias superiores le dieron el derecho a poder hablar sobre el asunto.
Los McCann llevaron la batalla legal a la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo, donde esperan un fallo a su favor.
Maddie desapareció de un complejo hotelero en Praia da Luz, Portugal, el 3 de mayo de 2007 por la noche. Sus padres habían salido a comer con amigos a un restaurant a unos cientos de metros y dejado en soledad a la niña con sus hermanos gemelos más pequeños.
Durante la comida, entre ambos se turnaban para ir a ver que sus hijos estuvieran bien en ese tranquilo pueblo veraniego portugués. Pero la última vez que hicieron la ronda, Madeleine -quien por entonces tenía 3 años- ya no estaba allí.
El caso de Maddie McCann ha despertado intriga e interés no solo en el Reino Unido y en Portugal. La historia comenzó a circular de inmediato por todo el mundo, lo que despertó una cacería que llegó a cada rincón del planeta. También disparó un sinfín de teorías, como la de Amaral o incluso peores contra los padres de la menor.
El otro investigador
Para David Edgar, el investigador que más indagó en qué pudo pasarle a la niña de ojos claros y mirada particular, la verdad aparecerá tarde o temprano. ¿Su teoría? Maddie está viva en alguna parte de Portugal y alguien sabe exactamente dónde está y qué pasó aquella noche.
Para Edgar, el de McCann "es un caso desconcertante, pero es solucionable". Incluso, cree que quienes ahora tienen a su cargo las pericias para determinar qué ocurrió con la menor, solo conseguirán información clave una vez que los testigos que sepan dónde está se quiebren en su lecho de muerte.
"Hay personas ahí que saben qué ocurrió. La mayor esperanza para un avance significativo, incluso después de todo este tiempo, será si la conciencia de alguien se conmueve. Puede ser que la persona responsable del secuestro de Madeleine se esté muriendo y haga una confesión en el lecho de muerte, o que alguien cercano a esa persona se presente después de que haya fallecido", manifestó Edgar un mes atrás.
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