Aunque se sabe que los niños incorporan, más que aprenden, un nuevo idioma, en distintos momentos de la vida las personas tienen distintas ventajas para hacerlo.
"No todo va cuesta abajo con la edad", dijo a BBC Antonella Sorace, directora del Centro de Asuntos Bilingües en la Universidad de Edimburgo, Escocia. La académica ofreció un ejemplo de algo en que los adultos se desempeñan mejor: una clase en la que un profesor enseña las reglas de un idioma. "Los niños son muy malos para el aprendizaje explícito, porque no tienen el control cognitivo y las habilidades de memoria", dijo Sorace.
Si bien es cierto que los bebés tienen un oído mejor para los sonidos y que los niños pueden adquirir un acento nativo, un estudio de largo plazo realizado sobre 2.000 hablantes de catalán y español que aprendieron inglés demostró que los más grandes entre los adultos aprendieron más rápido que el los más jóvenes.
"Los niños se destacan en aprender implícitamente: escuchan a los hablantes nativos y los imitan", explicó el artículo. "Pero este tipo de aprendizaje requiere mucho tiempo con hablantes nativos". En 2016 Centro de Asuntos Bilingües realizó un estudio sobre las clases de mandarín en las escuelas primarias escocesas y halló que una hora de semanal no servía para los niños, pero que una hora y media con un hablante nativo marcaba una diferencia.
Cuando una persona nace puede escuchar las 600 consonantes y las 200 vocales que componen todos los idiomas del mundo. "Durante el primer año nuestros cerebros comienzan a especializarse, a sintonizar los sonidos que escuchamos con más frecuencia", agregó BBC. "Esta especialización también implica que nos deshacemos de las habilidades que no necesitamos".
La especialista reconoció que no hay dudas sobre lo cruciales que son los primeros años de vida para adquirir el idioma. "Pero he aquí la sorpresa: ese límite no es igual para el aprendizaje de una lengua extranjera".
Danijela Trenkic, psicolingüista de la Universidad de York, detalló: "Lo importante es comprender que la edad es una variable que actúa junto a otras cosas". Por ejemplo, cuando una familia emigra, típicamente los niños aprenden el nuevo idioma más rápido que los padres. Los padres, en cambio, se desempeñan mejor a la hora de socializar: "Crear el vínculo emocional es lo que nos hace mejores para aprender un idioma", agregó.
Un estudio realizado en Gran Bretaña sobre estudiantes de italiano lo comprobó en 2013: aquellos que tuvieron mejores resultados eran los que se relacionaban mejor con otros estudiantes y con el profesor. "Si uno encuentra gente afín, resulta más probable que uno se esfuerce con el idioma, y que persevere", dijo Trenkic. "Y esa es la clave. Uno pasa años aprendiendo un idioma. Excepto que haya una motivación social, es realmente difícil de sostener".
Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) sobre una encuesta realizada en línea a casi 670.000 personas estableció que para obtener un conocimiento de inglés al nivel de los nativos, es mejor comenzar a estudiar a los 10 años. "Sin embargo, el trabajo también mostró que podemos seguir mejorando en idiomas, incluido el propio, a lo largo del tiempo. Por ejemplo, sólo dominamos completamente la gramática de la lengua materna hacia los 30 años".
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