La canciller alemana Angela Merkel dejará la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que ocupa desde el año 2000, en diciembre y no se presentará para la reelección como canciller en 2021, al término de su cuarto mandato, según informó la influyente política este lunes.
"Es tiempo para mi de abrir un nuevo capítulo", dijo a la prensa en Berlín. "El cuarto mandato será mi último como canciller de la República Federal de Alemania. No competiré nuevamente. Tampoco lo haré para el parlamento ni busco otro cargo político", explicó, de acuerdo a la cadena CNN.
Para la mandataria germana haber sido canciller durante 13 años fue una "tarea desafiante y gratificante".
El anuncio ya había sido adelantado por la prensa alemana horas antes y un día después de que su partido sufriera un revés en las elecciones regionales en Hessen.
"No se vuelve a presentar a la presidencia del partido", afirmó un directivo de la formación bajo anonimato, confirmando una información publicada en la edición digital de la revista Der Spiegel y del periódico Handelsblatt.
La decisión llegaría luego del fuerte revés sufrido por la CDU y su aliado, el partido socialdemócrata (SPD), el domingo en las elecciones regionales de Hessen, donde a pesar de seguir siendo las fuerzas más votadas perdieron una gran cantidad de votos que absorbieron los Verdes (Grüne, centroizquierda) y Alternativa para Alemania (AfD, ultraderecha).
La CDU se ubicó en el primer lugar con el 27% de los votos, más de 10 puntos pode debajo de su última elección de 2013 en Hessen, cuando logró el 38,3%, de acuerdo al Frankfurter Allgemeine. El SPD obtuvo el 19,8%, tras el 30,7% anterior.
Los Verdes, en cambio, pasaron del 11,1% en 2013 a obtener el 19,8% el domingo, empatando con el SPD en segundo lugar. Y AfD se ubicó en el cuarto lugar con el 13,1%, tras haber obtenido un magro 4,1% en la última elección realizada en Hessen, un rico estado en el suroeste de Alemania.
Los resultados confirman una tendencia general que ya se había registrado en las elecciones federales de 2017, cuando la CDU y el SPD sufrieron tal baja en el electorado, a pesar de seguir siendo los más votados, que se rompió la alianza entre ambos que gobernaba el país.
Alemania se quedó sin poder formar gobierno durante meses, hasta que ambas fuerzas volvieron a cerrar una coalición que se encuentra ahora en el poder y permitió a Merkel asumir su cuarto mandato consecutivo.
Más recientemente, en octubre sus aliados regionales bávaros de la Unión Social Cristiana (CSU) también sufrieron una derrota en las elecciones regionales.
Hasta ahora, Merkel había sostenido que para ella la jefatura de la CDU y la cancillería eran dos cargos que debía ocupar la misma persona, mientras el partido esté al frente del Gobierno, y había declarado su intención de presentarse a la reelección en el congreso de la agrupación en diciembre.
Los sectores más conservadores de la agrupación estaban descontentos con la intención de Merkel de presentarse a la reelección, pero hasta ahora no se habían lanzado candidaturas en su contra que tuvieran peso político.
Posibles reemplazos
Ahora, el expresidente del grupo parlamentario Friedrich Merz se ha mostrado dispuesto a asumir la jefatura "si el partido así lo quiere", también según medios alemanes citados por la agencia EFE.
Merz es considerado como un representante del ala conservadora del partido y había abandonado la primera línea de la política después de que en 2002 Merkel, ya siendo presidenta del partido, asumiese el liderazgo del grupo parlamentario para convertirse así en la jefa de la oposición frente al último Gobierno de Gerhard Schröder.
Otra candidatura que se baraja es la de la actual secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, vista por muchos analistas como la sucesora designada por la canciller y actualmente secretaria general del partido.
Merkel, nacida y educada en la Alemania Oriental, llegó a la presidencia de la CDU, una fuerza conservadora y cristiana de centro, en 2000 y se convirtió en canciller por primera vez en 2005. Sería electa cuatro veces.
Desde entonces ha concentrado el liderazgo del país en años de crecimiento y consolidación como primera potencia económica y motor de la Unión Europea (EU). Logró sortear las dificultades traídas por la crisis financiera global de 2009 y construyó su poder en alianza con diferentes fuerzas de centro en la política alemana.
¿El fin de una era?
Pero a partir de 2015, cuando Europa y en particular Alemania se convirtieron en uno de los principales destinos de la ola de migrantes de África y Medio Oriente que escapan de la guerra y la pobreza, su imagen y la de la CDU comenzaron a sufrir.
Fue cuestionada por los sectores más conservadores de su partido y también por sus influyentes aliados de la CSU, pero mantuvo su política de apertura y asilo a los migrantes.
En ese contexto, fuerzas de derecha como AfD comenzaron a crecer y a apelar a su electorado con una agenda de cierre de fronteras y control de la inmigración, con fuerte acento en el mantenimiento de la cultura y tradiciones alemanes.
Al mismo tiempo, el escándalo del dieselgate, cuando se descubrió que varias empresas automotrices germanas, emblemas de la economía del país, habían falseado los datos de emisiones de gases invernadero en sus motores, potenció a partidos de izquierda y ecologistas como los Verdes.
Finalmente, el desgaste luego de 13 años de gobierno y cuestionamientos generales sobre el funcionamiento de la economía en un contexto de globalización, siguiendo la tendencia iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump, han afectado la posición de Merkel.
De tal forma, no sólo renunciará al partido, sino que tampoco buscará su reelección como canciller en las elecciones de 2021, por lo que éste será su último período al frente de Alemania y tampoco buscará seguir trabajando en la Comisión Europea en Bruselas, como se especulaba.
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