En pocos meses, se han convertido en parte del paisaje urbano. Pasan zigzagueando entre los peatones, sorprendidos por el zumbido de estos vehículos que adoptan la forma de patinetes (patinetas, monopatines, patín del diablo, según el país), hoverboards y otros artefactos de la nueva cultura del free floating, como lo llaman quienes practican este tipo de movilidad.
Su utilización se suma a las de las bicicletas públicas de alquiler, y pueden ser rentados en unos minutos gracias al teléfono celular. Pero estos métodos alternativos no sólo tienen defensores. Algunos peatones se muestran exasperados por la invasión de estos aparatos que avanzan de manera anárquica alcanzando los 30 km/h, pasando tanto por la acera como por la calle o las ciclovías, poniendo en peligro tanto a sus conductores como a los transeúntes.
En Francia, el número de accidentados ha aumentado un 23%. En París, en 2017 se han registrado 49 heridos y muertos por incidentes ligados al uso de patinetes y rollers (las estadísticas oficiales reagrupan a estos dos dispositivos).
Ante esta situación, el gobierno francés ha decidido llenar el vacío legal que existe sobre estos vehículos para que respeten las leyes de tránsito. "No podemos dejar estos dispositivos circulando a 20 o 30 km/h, poniendo en peligro la seguridad de los peatones en las aceras", advirtió este martes la ministra francesa de Transporte, Elisabeth Bourne. "Estos vehículos podrán circular por las pistas, las ciclovías, pero no por las aceras. Vamos a enmarcar la práctica del free floating", afirmó.
Francia no es la única en pedir reglas para organizar este fenómeno. En Madrid, donde también reinaba un vacío legal, el ayuntamiento de izquierdas adoptó nuevas reglas. En virtud de éstas, la circulación de patinetes está prohibida en las aceras y en las calles peatonales. Sin embargo, ha sido autorizada en todas las calles donde la velocidad máxima es de 30 km/h, es decir, el 80% de las calles de toda la ciudad a partir de ahora.
Valencia también está por adoptar una nueva reglamentación para prohibir principalmente su circulación por las aceras. Barcelona ya controla el uso de los patinetes eléctricos de particulares: no se pueden usar sobre las aceras y sólo los más veloces tienen el derecho de transitar por la calle.
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