Ed Farmer, de 20 años, murió como consecuencia de un rito de iniciación en la Sociedad de Agricultura de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido. "Se ahogó en vodka", eso le informaron a su familia. Pero el mortífero rito no sólo incluyó bebidas alcohólicas, sino que llegó completamente empapado y tenía la cabeza afeitada cuando llegó al hospital.
El 13 de diciembre de 2016 los compañeros del joven lo llevaron al hospital. Eran las 5:45 de la madrugada. Llegó con menos del 2% de probabilidad de sobrevivir… No lo logró. Desde entonces, su familia lucha porque se investigue qué fue realmente lo que sucedió en ese rito de iniciación.
Ninguno de sus compañeros quiso hablar. Hay un pacto de silencio entre ellos y lo único que se sabe es lo que revelaron los médicos: las pruebas demostraron que Ed tenía en sangre cinco veces el límite de consumo de alcohol permitido para conducir.
Cuando llegó al hospital, el joven estaba en paro cardíaco sistólico, estado en el que los pacientes tienen una tasa de supervivencia de entre el 1 y el 2%.
En las notas de enfermería tomadas en el momento en que Ed fue admitido, el jefe de Accidentes y Emergencias, el Dr. Reuben Saharia, dejó constancia de que tenía la "cabeza rapada", que su ropa estaba empapada en agua y había evidencia de tierra en su espalda.
Pasó mucho tiempo y hay poca información. Los padres del joven aseguran que después del episodio supieron de una cadena de mensajes de texto entre los asistentes a la "fiesta" en la que se comprometían a "negar todo".
Además, revelaron que la Policía sólo entrevistó a tres "novatos" cuando en esa fiesta había más de 20. Temen que Ed haya sido víctima de un rito de iniciación violento, en el que lo hayan obligado a beber contra su voluntad y que una vez en peligro, no lo haya recibido atención a tiempo. Están seguros de que si hubiese llegado antes al Hospital, hoy continuaría con vida.
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