Las autoridades de Arabia Saudita desconocen el paradero del cuerpo del periodista disidente Jamal Khashoggi, informó una fuente cercana a la corona a la cadena CNN.
El viernes, Arabia Saudita confirmó que el periodista murió en el consulado de ese país en Estambul, diecisiete días después de que su pareja denunciara su desaparición.
La fuente dijo que el cuerpo fue entregado a un "colaborador" local después del asesinato, pero agregó que no se encuentra en el consulado saudita en Estambul.
El reino difundió el viernes su versión sobre el episodio tras una investigación preliminar, según la cual el periodista murió como consecuencia de una pelea en el interior del consulado, cuando iba a retirar un documento.
La corona saudita informó, además, que 18 ciudadanos sauditas han sido arrestados, y que el asesor de la Corte Real Al Qahtani y el subjefe de inteligencia Ahmed Asiri fueron despedidos de sus puestos.
Por su parte, la Agencia Saudita de Prensa (SPA, por sus siglas en inglés) informó que el rey Salman ordenó la formación de un comité ministerial a cargo del Príncipe heredero Mohamed bin Salman para reestructurar la agencia de inteligencia.
Khashoggi poseía la residencia permanente en los Estados Unidos y era columnista del diario Washington Post. Su prometida denunció que el 2 de octubre pasado había ingresado al consulado saudita en Estambul con el objetivo de obtener un documento necesario para contraer matrimonio y nunca había salido de allí.
El episodio generó fuertes cuestionamientos sobre la corona saudita de parte de Estados Unidos y los países europeos, por presuntamente no colaborar con la investigación como le exigían.
La mayoría de los sospechosos en la desaparición del periodista señalados por Turquía durante estos 17 días tenían fuertes vínculos con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, señalado como un reformista en el reino.
Tras la confirmación de la muerte por parte de Arabia Saudita, Estados Unidos se manifestó "entristecido", y Donald Trump dijo que las explicaciones de su aliado eran "creíbles".
La canciller Angela Merkel, por su lado y a todo con el resto de los líderes europeos, consideraron la versión saudita de "insuficiente" y pidieron una investigación independiente.
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