La homosexualidad en Túnez está prohibida y, de acuerdo con el artículo 230 del Código Penal, está penada con hasta tres años de prisión.
Producto de dicha normativa, denuncia un artículo de El País, 79 personas fueron arrestadas en 2017 y 60 se encuentran actualmente en prisión por este delito.
La legislación choca con los avances políticos y jurídicos que se han plasmado en la Constitución del 2014, consecuencia de la llamada Primavera Árabe y una de las más avanzadas del mundo árabe.
Una de las denuncias de la comunidad LGTBI tunecina tiene que ver con las pruebas anales, que realizan las autoridades a los detenidos por ese 'delito'.
"La situación de la comunidad LGTBI aquí es catastrófica (…) son dos test anales. Uno de ellos realizado el año pasado a un joven de 23 años", afirmó Mounir Baatour, presidente de Shams, el primer colectivo para personas homosexuales del país.
"Los hacen médicos, pero en realidad son torturadores. Estas pruebas son formas de violación: un doctor te introduce el dedo en el ano para saber, supuestamente, si has mantenido relaciones sexuales con otros hombres", agregó Baatour.
"Cuando detienen a una persona por su apariencia homosexual y le realizan un test anal, lo someten a un tipo de tortura y no a una prueba con alguna validez científica", sentenció por su parte Yamina Thabet, médica, activista y presidente de la Asociación Tunecina de Apoyo a las Minorías.
"La persecución a las minorías sexuales en la ley es inconstitucional. Resulta inaceptable que pase esto porque lo único que se ha votado ha sido la Constitución y, en ella, se pidió libertad y privacidad", sostuvo.
"No hay voluntad política para revertir esta situación. Los partidos dicen que no es tiempo de abordar este tema. Solo tres parlamentarios (de los 217 que componen el ejecutivo tunecino) se han manifestado a favor de la derogación del 230″, apunta Baatour.
En este contexto, Shams ha promovido una petición internacional que ha conseguido más de 50.000 firmas, ha publicado el primer número de su revista y ha puesto en funcionamiento su gran proyecto: la primera radio de temática LGTBI del mundo árabe.
"Creo que hay que ser realista. No puede decirse que no se haya visto una evolución social en estos años. Podemos organizar actividades en público, ha crecido la normalización… Hay muchos problemas políticos pero, aunque queda un largo camino, el trabajo de varias asociaciones ha propiciado que se den grandes pasos", reflexiona Ali Bousselmi, cofundador de Mawjoudin We Exist, colectivo fundado en el 2015 que organizó la primera edición de su Festival de cine gay de Túnez.
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