El papa Francisco abrió a la posibilidad de una visita a Corea del Norte si le llega una invitación oficial y así lo comunicó al presidente surcoreano, Moon Jae-in, durante la reunión que mantuvieron en el Vaticano.
El papa dijo que respondería seguramente si llegaba una invitación oficial y que podía ir, según explicó el portavoz de Moon, Yoon Young-chan, a la agencia oficial surcoreana Yonhap.
Según el portavoz presidencial, Moon le preguntó al papa si le podría decir al líder de Corea del Norte que enviase un delegado oficial para invitarlo, a lo que el papa respondió que "la invitación verbal transmitida por el presidente Moon debería ser suficiente, pero una invitación oficial también sería de agradecer".
“Apoyo firmemente los esfuerzos del Gobierno de Corea del Sur” en el “proceso de paz en la península de Corea”, dijo Francisco a Moon.
Ambos conversaron con la ayuda del sacerdote surcoreano Han Hyun-taek como interprete.
En este sentido, agregó, "se ha expresado gran aprecio por el esfuerzo común de favorecer toda iniciativa útil" que permita "superar las tensiones que existen todavía en la península de Corea, para abrir una nueva estación de paz y desarrollo".
El papa y Moon también pusieron de manifiesto las "buenas" relaciones bilaterales y "la contribución positiva que la Iglesia ofrece en el ámbito social, educativo y sanitario".
Durante la reunión, calificada de muy cordial por los presentes, Moon dijo al pontífice argentino que no solo era "el jefe de la iglesia católica" sino "un maestro de la humanidad".
Ambos se reunieron en privado durante 35 minutos, mientras que la audiencia total duró cerca de una hora con la presentación de la delegación, de la que formaba parte la esposa del mandatario surcoreano, Kim Jung-soo.
Durante el intercambio de regalos, Francisco le entregó a Moon una escultura de una rama de olivo para "la paz en Corea", sus cuatro escritos durante este pontificado, el último mensaje para la Jornada Mundial de la Paz y un cuadro de la basílica de San Pedro.
Mientas, Moon le regaló dos esculturas, una con el rostro de Cristo y la corona de espinas, que dijo "representan el sufrimiento del pueblo coreano" y otra de la virgen "con la cara de las mujeres coreanas", añadió el presidente.
Antes de comenzar la reunión, el presidente surcoreano había agradecido al papa la misa por la paz de ayer en la basílica de San Pedro, oficiada por el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y le había recordado al pontífice que es católico y que su nombre de pila es "Timoteo".
Tras la homilía del cardenal Parolin, Moon tomó la palabra para explicar los pasos que Seúl y Pyongyang están dando para mejorar sus relaciones y acabar con las armas nucleares en su península, en un proceso de pacificación tras más de seis décadas de división y hostilidad.
En este sentido Moon vaticinó que la firma de un tratado de paz será "fundamental" para resolver la situación -las dos Coreas siguen técnicamente en guerra desde el alto el fuego de 1953- y acabar con "el último régimen de la Guerra Fría en el planeta".
Con información de EFE
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