Aunque se hacían pasar por fans de estrellas del pop o admiradores de los héroes nacionales, eran miembros del ejército de Myanmar. Y sus publicaciones —que el islam era una amenaza global para el budismo, que un musulmán había violado a una budista—, además de falsas, eran una campaña encubierta contra los rohinyás en Facebook.
Según un informe The New York Times, ex militares, investigadores y funcionarios reconocieron que el ejército de Myanmar "convirtió la red social en una herramienta de limpieza étnica". Los oficiales fueron "los principales agentes detrás de una campaña sistemática en Facebook que se extendió por más de cinco años y que apuntó al grupo minoritario mayormente musulmán de los rohinyás".
Unos 700 oficiales trabajaban por turnos en bases ubicadas en las laderas cerca de la capital, Naipyidó. También recogían inteligencia sobre cuentas populares y criticaban las publicaciones desfavorables para los militares. "Las operaciones eran tan secretas que todo el mundo, excepto los mandos superiores, tenían que mirar sus teléfonos en las puertas".
Las condiciones tecnológicas en el país hacen que muchos de los 18 millones de usuarios de internet confundan Facebook con la red. Al aprovechar ese amplio alcance de la plataforma, las cuentas de los militares —que la empresa de Mark Zuckerberg cerró en agosto— tuvieron un papel de "incitación a violaciones, homicidios y la migración forzada más grande de la historia reciente", sostuvo el artículo.
Nombres falsos y cuentas falsas operaron largamente sin detección. Cinco fuentes dijeron al Times —con pedido de reserva de sus identidades, por seguridad— que la campaña incluyó a "cientos de militares que crearon en Facebook cuentas de trolls y páginas de noticias y celebridades y luego las inundaron de comentarios incendiarios y publicaciones programadas para el horario de máxima audiencia".
Facebook confirmó al periódico muchos de los detalles sobre las acciones clandestinas de los militares mediante su director de políticas de ciberseguridad, Nathaniel Gleicher. "Decubrimos que estas páginas aparentemente de entretenimiento, belleza e información estaban en realidad vinculadas a los militares", dijo.
La compañía detalló que las cuentas que cerró tenían 1,3 millones de seguidores. Pero para cuando Facebook las dio de baja, ya más de 700.000 rohinyás habían debido escapar del país en un año por la violencia que la Organización de las Naciones Unidas describió como "un manual de limpieza étnica".
Se trata de uno de los primeros ejemplos de "un gobierno autoritario que usa la red social contra su propio pueblo", estimó la nota. "Es otra faceta de las campañas alborotadoras de desinformación que se desarrollan en el sitio. En el pasado, rusos e iraníes sostenidos por los estados difundieron, mediante Facebook, mensajes divisorios e incendiarios entre personas de otros países. En los Estados Unidos, algunos grupos locales han adoptado tácticas similares con miras a las elecciones parlamentarias".
Algunos de los militares se sintieron molestos cuando, como parte de sus tareas, se les indicó que difamaran a la política birmana y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Parte de la operación incluyó chismes, como un montaje fotográfico que la mostraba en una clínica de Corea del Sur donde habría ido a tratarse con Botox.
"Una de las campañas más peligrosas sucedió en 2017, cuando la rama de inteligencia de los militares difundió rumores en Facebook, tanto entre los grupos musulmanes como entre los budistas, de que era inminente un ataque del otro", dos fuentes dijeron al Times.
"Utilizando el aniversario del 11 de septiembre de 2001, enviaron advertencias en Facebook Messenger mediante cuentas con muchos seguidores disfrazadas de sitios de noticas y páginas de fans sobre 'ataques jihadistas' que se iban a cometer. Para los grupos musulmanes, el mensaje separado difundió que los monjes budistas nacionalistas organizaban protestas anti-musulmanas".
Según el periódico, el objetivo de los militares era crear vulnerabilidad y miedo para presentarse como salvadores. La campaña continuó la larga historia de guerra psicológica durante las décadas que Myanmar estuvo gobernado por una junta, hasta 2011. "Parte del personal militar aprendió técnicas en Rusia", tres personas dijeron al Times.
"Las campañas en Myanmar lucían similares a las campañas de influencia online de Rusia, dijo Myat Thu, un investigador que estudia las noticias falsas y la propaganda en Facebook", agregó el artículo. Una de las páginas más destacadas al respecto es la de Opposite Eyes, un blog con más de una década, operado por los militares, en el que se combinaban loas a los jets de guerra rusos que compraba el estado con ataques a las minorías étnicas.
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