Jamal Khashoggi, el periodista disidente saudita que desapareció en el consulado de su país en Estambul, creía firmemente que en Turquía estaba seguro.
Crítico del príncipe heredero Mohammed Bin Salman, un autodenominado modernizador en el ultraconservador y muchas veces brutal reino wahabita de su padre, el Rey Salman, Khashoggi llevaba viviendo un año en Estados Unidos, donde escribía una columna sobre su país para el Washington Post.
Especialmente, el periodista era crítico de la represión interna a la disidencia contra el reino, las sanciones impuestas a Qatar y el desarrollo de la guerra civil en Yemen, donde Arabia Saudita lidera una coalición árabe contra los rebeldes hutíes que regularmente es acusada de masacrar civiles.
En Estados Unidos, Khashoggi decía poder trabajar en total libertad, a diferencia de lo que ocurría en su país, aunque seguía preocupado por un posible atentado contra su persona de parte del reino saudita, un aliado estratégico de Washington en Medio Oriente.
Por eso decidió mudarse a Turquía, donde mantenía buenas relaciones con diferentes miembros del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, un adversario regional del Rey Salman. En Estambul se sentía a salvo, y además podía conectarse con el rito musulmán que profesaba de una manera más satisfactoria que en Washington.
Eventualmente Kashoggi comenzó una relación con una mujer turca y decidió casarse, por lo que estuvo forzado a acudir al consulado saudita en la ciudad turca para solicitar una serie de documentos. Fue por primera vez, sin anunciarse, el 28 de septiembre, y dio inicio al trámite de manera normal ante la "amabilidad" de los funcionarios. El 2 de octubre volvió a cruzar el umbral de la misión diplomático para retirar sus papeles, y luego no se supo nada más de él.
Funcionarios turcos han sugerido que Khashoggi, de 59 años, fue detenido, asesinado y desmembrado por los sauditas, bajo las órdenes del príncipe heredero. El presidente Erdogan, menos contundente, ha pedido que Arabia Saudita demuestre que el periodista se retiró del consulado por sus medios.
Pero Riad niega cualquier acusación "falsa y sin base", y se rehúsa a mostrar evidencia.
El miércoles una cadena turca ligada al gobierno publicó imágenes de Kashoggi entrando al consulado, y horas después la salida de una camioneta negra que presuntamente llevaba sus restos. El periódico Sabah también publicó la identidad de 15 agentes de inteligencia sauditas llegados a Estambul el día de su desaparición, entre los que figuraba un médico forense.
Los presuntos espías llegaron y se fueron en un misterioso avión privado, que se ha convertido en uno de los ejes de la investigación.
Otro eje es la existencia de un reloj inteligente Apple que Khashoggi llevaba puesto al entrar el consulado y que estaba vinculado a su teléfono, el cual dejó afuera. Este smartwatch podría ofrecer importantes pistas, como su ubicación y latido del corazón, indicaron dos funcionarios turcos ligados a la investigación a la agencia Reuters
El misterioso caso de la desaparición de Khashoggi ya está generando un conflicto diplomático entre Turquía y Arabia Saudita, pero amenaza también con enfrentar a Riad con Estados Unidos. El gobierno del presidente Donald Trump ya ha pedido también una investigación "exahustiva y transparente" a los sauditas, y el mismo mandatario ha confesado que el incidente "tiene mala pinta".
Además, está afectando negativamente la imagen del joven príncipe heredero, quien se prepara para tomar las riendas del reino petrolero en el futuro.
Con información de Reuters
MÁS SOBRE ESTE TEMA: