Poco antes desaparecer, el presidente de Interpol Meng Hongwei envió un mensaje de texto a su esposa pidiéndole que "esperara su llamada", acompañado de un enigmático emoji de cuchillo que podría significar que su vida corría peligro, reveló el domingo la Organización Internacional de Policía Criminal.
Tras perderse el rastro de Hongwei, un ciudadano chino de 64 años, el 29 de septiembre y luego de que se reportara que había sido detenido por las autoridades chinas, Beijing finalmente aceptó el domingo que el alto funcionario estaba arrestado por "sospechas de haber violado la ley".
También el domingo, y apenas unas horas después de esta revelación, Interpol comunicó haber recibido la renuncia "con efecto inmediato" de Hongwei, quien además de presidir la institución fue viceministro de Seguridad pública de China.
El surcoreano Kim Yong Jang tomó su lugar en forma interina hasta que el organismo elija a un nuevo líder en noviembre.
Este lunes, Beijing volvió a hacer revelaciones por cuentagotas, asegurando que Hongwei estaba arrestado por "aceptar sobornos", sin ofrecer más detalles.
La captura de pantalla del último mensaje de Hongwei publicada ahora por Interpol en una conferencia de prensa en su cuartel general en Lyon, Francia, agrega aún más misterio a un extraño y confuso caso que ha vuelto a poner en escena las oscuras prácticas del poder en China.
Temprano en el día, su esposa Grace Meng le había enviado una foto de dos figuras de cristal que representan un oso y un caballo, una referencia a los hijos de los pareja, a través de la aplicación Whatsapp. Luego llegó el mensaje lacónico: "Espera mi llamada", seguido, cuatro minutos después, por el emoji de un cuchillo.
"Su trabajo es estar muy ocupado. Nos conectábamos todos los días. No estoy segura de lo que ocurrió en China", dijo Grace, de acuerdo con la agencia Reuters.
China, un régimen comunista de partido único, mantiene una tensa relación con la comunidad internacional en cuestiones de cooperación en investigaciones criminales debido a su persecución interna de disidentes políticos.
Esta persecución también se produce por fuera de sus fronteras, donde Beijing ha estado intentado lograr la ayuda de otros países para que deporten ciudadanos chinos a los que acusa de crímenes como la corrupción y el terrorismo.
De hecho, cuando Hongwei fue electo presidente de la Interpol en 2016 hubo preocupación en organismos de derechos humanos sobre una posible presión del Gobierno chino para que la organización, una de las más grandes del mundo con 192 miembros, aumentara la persecución global de disidentes chinos, aunque esto no habría ocurrido.
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