En los cielos de la ciudad yemení de Hodeida, controlada por los rebeldes hutíes, un drone de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) volaba lentamente y en círculos en abril de 2018 mientras en las calles debajo una camioneta que transportaba al líder chiita Saleh Al Samad se detenía por un momento, a la espera del resto del convoy que la acompañaba.
Segundos después, la camioneta explotó, y Al Samad, una figura clave entre la cúpula rebelde, estaba muerto.
El drone que disparó el misil no era uno de los muchos fabricados por los Estados Unidos y que la coalición árabe liderada por Arabia Saudita y EAU operan en Yemen en apoyo del gobierno y contra los rebeldes. Es decir, no era una de esas mismas aeronaves no tripuladas que se han convertido en la norma también en Irak y Afganistán.
Este drone, por el contrario, estaba fabricado por China.
En todo el Medio Oriente, los países árabes están acudiendo a China para abastecerse de estas armas avanzadas, luego de que la producción estadounidense se viera limitada por las repetidas denuncias de excesivo daño colateral entre las poblaciones civiles.
"Al producto chino no le falta tecnología, solo le faltan mercados", dijo Song Zhonping, analista militar chino y ex conferencista de la Universidad de Ingeniería del ejército de su país. "Y las restricciones a las exportaciones que han impuesto los Estados Unidos precisamente dieron a China una gran oportunidad", agregó.
Con las ventas llega, además, una expansión de la influencia de China en una región donde los Estados Unidos mantienen intereses de primer orden, tanto económicos como en materia de seguridad.
"Los chinos se van a aprovechar de la situación. Creo que es menos probable que se vean afectados por las denuncias de bajas civiles" por la operación de sus drones, consideró el especialista del Instituto Estratégico para Estudios Internacionales Douglas Barrie.
De hecho, en países como Arabia Saudita y EAU, aliados estratégicos de Washington y grandes compradores de armas, los drones chinos conviven y operan en conjunto con los drones estadounidenses
De esta forma, Yemen se ha convertido en el centro de pruebas de esta tecnología. Fue allí en 2002 cuando los Estados Unidos por primera vez realizaron un ataque con drones contra militantes de Al Qaeda. Y es ahí donde ahora también los chinos están demostrando sus capacidades en el área.
Uno de los principales drones exportados por China es el Cai-Hong (Arcoiris), fabricado por la empresa estatal Corporación China de Ciencia y Tecnología Aeroespacial, que también trabaja con el programa espacial de Beijing.
Los expertos consideran que los Cai-Hong CH-4 y CH-5 son casi equivalentes a los Predator y Reaper ofrecidos por la empresa estadounidense General Atomics, pero mucho más baratos. Aunque no alcanzan la sofisticación de sus pares occidentales, los productos chinos compensan con un costo inferior a la mitad y una efectividad suficiente.
No alcanzan, sin embargo, para acercarse a drones estadounidenses más avanzados como el Stingray fabricado por Boeing, según han reconocido los propios chinos.
Pero en los modelos más básicos, al precio competitivo se suma a otro factor importante: a los chinos les importa mucho menos cómo y contra quiénes serán usados sus drones, lo cual atrae a los Gobiernos de Medio Oriente.
De hecho el crecimiento en el número de muertes civiles producidas por ataques con drones generó una ola de críticas en los Estados Unidos, lo que forzó a Washington a imponer restricciones más severas en la venta de estos equipos. En la actualidad los pedidos de compra deben ser aprobados primero por el gobierno.
Según la America Foundation, ubicada en Washington, en la última década han muerto 2.581 combatientes y 116 civiles en 473 ataques con drones efectuados por los Estados Unidos, solo en Pakistán, Yemen, Somalia y Libia. No se tienen datos ciertos de las muertes incurridas en Siria, Irak y Afganistán.
China, el gran exportador de armas
Desde el 2014 China ha vendido unos 30 CH-4 en países como Arabia Saudita, EAU, Irak, Jordania, Yemen y Egipto, así como también en Nigeria y Pakistán. Un negocio que asciende a 700 millones de dólares, según cifras de la compañía.
El año pasado comenzaron las ventas del más moderno Wing Loong II a EAU, similar al Reaper estadounidense.
Durante el mandato del actual presidente de China, Xi Jinping, el país ha aumentado su gasto militar pero también sus exportaciones de armas a diferentes países.
Aún se encuentra por detrás de los grandes actores globales, como los Estados Unidos, Rusia, Francia y Alemania, pero se les está acercando y en la última década las exportaciones aumentaron un 38%, de acuerdo con el Instituto de Investigación Internacional de Estocolmo (SIPRI).
Jon Gambrell y Gerry Shih – AP
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