La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) instó este lunes a China a informar sobre la "represión masiva" de la que podrían ser víctimas hasta un millón de miembros de minorías musulmanas en la extensa región del Xinjiang, en el noroeste del país, que habrían sido internados en inmensos centros de reeducación.
Beijing aumentó las medidas restrictivas contra minorías musulmanas para combatir, según defiende, el extremismo islamista y los elementos separatistas de esa provincia.
Los defensores de los derechos humanos acusan, en cambio, al Gobierno chino de haber abierto "centros de reeducación" para las personas sospechosas de tener intenciones hostiles. La mayoría serían uigures o kazajos, las principales etnias musulmanas de Xinjiang.
En su nuevo informe, que incluye testimonios de personas internadas en campos, AI acusa a Beijing de llevar a cabo "una campaña gubernamental de internamientos en masa, de vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y de asimilación cultural forzada".
Los uigures y otras minorías musulmanas son castigados por contravenir a las leyes que prohíben llevar barba y burkas y por posesión de coranes no autorizados, según la ONG.
China fue acusada en agosto, ante un comité de derechos humanos de la ONU en Ginebra, de detener o de haber detenido a un millón de personas en esos centros. Muchos fueron internados por cometer delitos como haberse contactado con familiares residentes en el extranjero o de haber intercambiado saludos con motivo de fiestas musulmanas en las redes sociales.
"Cientos de miles de familias fueron devastadas por esta represión masiva", declaró en un comunicado Nicholas Baquelin, director de AI para Asia del Este.
"Buscan desesperadamente saber lo que les ocurrió a sus familiares y ha llegado la hora de que las autoridades chinas les respondan", agregó.
Por su parte, Beijing niega esas acusaciones, pero las pruebas de la existencia de esos campos van apareciendo en forma de documentos oficiales y de testimonios de personas que supuestamente lograron escapar.
Parece ser que el Gobierno chino del presidente Xi Jinping ordena internar a amplios grupos en una red de campos extrajudiciales con fines de adoctrinamiento político y cultural a una escala nunca vista desde la era maoísta, se desprende del informe.
AI entrevistó a varios ex detenidos que afirmaron haber llevado hierros enganchados a los pies, haber sido torturados, forzados a entonar cantos políticos y a aprender la historia del Partido Comunista.
En los últimos meses, periodistas extranjeros y otras organizaciones de defensa de los derechos humanos recabaron testimonios similares.
AI también instó al resto del mundo a pedir cuentas a Beijing por la "pesadilla" de Xinjiang.
La semana pasada, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, denunció "campos de reeducación" en los que los uigures son sometidos a un "adoctrinamiento político estricto y otros abusos horribles".
(Con información de AFP)
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