En medio de la polémica por su programa nuclear, el régimen de Irán reconoció este jueves que tiene entre 3.000 y 4.000 máquinas centrífugas para el enriquecimiento de uranio. En una inhabitual admisión, esa cifra fue revelada por el presidente del Parlamento persa, Ali Larijani.
El número actual de centrífugas activas está muy por debajo de las 9.000 que funcionaban en la República Islámica previo a la firma del acuerdo nuclear de 2015.
Durante su exposición, Larijani acusó a Estados Unidos e Israel de conspirar contra el régimen iraní.
Por su parte, Ali Akbar Salehi, jefe nuclear de Irán, señaló el domingo pasado que Teherán completó la construcción de una instalación en la planta nuclear de Natanz, donde se construirán máquinas centrífugas de avanzada.
Citado por la agencia oficial IRNA, Salehi indicó que el pedido que les había realizado el ayatolá Ali Khamenei: "Nos había ordenado establecer y completar una sala muy avanzada para la construcción de centrífugas modernas".
"Esta sala ahora está totalmente equipada y configurada", reconoció.
El líder supremo iraní había ordenado a las autoridades de su país, el pasado mes de junio, que se prepararan para aumentar la capacidad de enriquecimiento de uranio en caso de no prosperar el acuerdo nuclear, del que Estados Unidos ya se retiró.
Este miércoles, Kazem Gharibabadi, representante de Irán ante las organizaciones de la ONU en Viena, llamó a los restantes países del acuerdo (Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China) a garantizar que el acuerdo sirve a los intereses de la República Islámica.
"Aunque Irán ha continuado su cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de una manera efectiva basada en la buena voluntad, desafortunadamente, nuestros intereses no han sido atendidos en base a lo que se mencionó en el acuerdo nuclear", denunció el funcionario persa.
En esa línea, aseguró que Irán se ha comportado de una manera "responsable" y criticó a Estados Unidos por haber abandonado el acuerdo.
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