La última gran batalla de la guerra siria se libra en Idlib

Es por la conquista de esa ciudad del norte, cerca de la frontera turca. Las tropas de Al Assad, apoyadas por Irán y Rusia, se aprestan para el asalto. Estados Unidos y Turquía advierten que se puede producir una gran catástrofe humanitaria

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(AFP)
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Las tropas del régimen sirio de Bashar al Assad están listas para lanzar la ofensiva alrededor de la ciudad de Idlib. Los milicianos de las fuerzas especiales iraníes ya comenzaron a hacer incursiones nocturnas sobre posiciones de defensa de los rebeldes. Los acorazados rusos apostados en la costa del Mediterráneo tienen todos sus cañones apuntando hacia la norteña ciudad siria. Entre los escombros de los edificios destruidos y en improvisadas trincheras unos 30.000 combatientes de varias facciones están parapetados y listos para la defensa. En el medio, unos tres millones de civiles que miran al cielo esperando nuevos bombardeos. Todo está preparado para la que puede ser la última batalla de esta despiadada guerra siria.

La confrontación podría darle un triunfo decisivo a Al Assad y sus aliados pero desde el resto del mundo se advierte de lo que podría también convertirse en la mayor crisis humanitaria de estos siete años de guerra que dejaron casi medio millón de muertos y once millones de desplazados. Muchos de los civiles que están atrapados en Idlib huyeron de otras partes de Siria, escapando de la brutalidad de las fuerzas gubernamentales. Otras decenas de miles fueron transportados allí después de ser evacuados de sectores en los que se negoció una rendición. "Es una tormenta perfecta que se avecina", describió Staffan de Mistura, el enviado especial de las Naciones Unidas para Siria. "Será una catástrofe singular en una guerra catastrófica", fue la definición del Soufan Group, que realiza análisis de seguridad para los servicios de inteligencia de varios países.

Turquía también está muy preocupada; Idlib está muy cerca de su frontera y recibiría el mayor impacto de la gente que huya con el consiguiente peligro de seguridad que también implica. En su territorio ya se encuentran tres millones de refugiados sirios. Y el gobierno de Ankara mantiene una fuerza de unos 5.000 hombres en la zona que constituye, por ahora, la única barrera que separa a las fuerzas sirias de los rebeldes. La última semana, en una visita a Moscú, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, pidió más tiempo para las negociaciones que está llevando a cabo con los rebeldes en Idlib, que van desde los prooccidentales que lanzaron la guerra en 2011 dentro de la Primavera Árabe hasta los extremistas islámicos. "Una solución militar sería una catástrofe", dijo Cavusoglu en una conferencia de prensa, junto a su colega ruso, Sergey Lavrov. "Atacar a todo Idlib para eliminar a algunos grupos radicales significaría causar la muerte de cientos de miles de personas y hacer que otros tres millones se vean obligados a abandonar sus hogares una vez más", agregó.

Mientras tanto, durante el último fin de semana Rusia comenzó un enorme ejercicio naval en el Mediterráneo, a solo unos cientos de millas de las probables líneas del frente, del que participaron 26 buques de guerra y de apoyo, así como 36 aviones, incluidos bombarderos estratégicos. El Kremlin, por supuesto, negó que las maniobras estén relacionadas con una posible batalla de Idlib pero sus funcionarios siguieron con la retórica belicista. La semana pasada el canciller Lavrov había descrito a Idlib como un "absceso supurante" que debía ser drenado.

El presidente de EEUU Donald Trump y el dictador sirio Bashar al Assad
El presidente de EEUU Donald Trump y el dictador sirio Bashar al Assad

Estados Unidos también está advirtiendo a los gobiernos de Moscú, Teherán y Damasco que detengan la ofensiva que ya comenzó con bombardeos en la periferia de la ciudad. En uno de sus habituales tweets, el presidente Donald Trump escribió que "los rusos e iraníes estarían cometiendo un grave error al participar de esta potencial tragedia humanitaria. Cientos de miles podrían morir. No permitan que esto suceda". El secretario de Estado, Mike Pompeo, llamó a su homólogo ruso a detener la ofensiva. "Lavrov está defendiendo el ataque sirio y ruso contra Idlib", dijo también en un tuit. "Los rusos y Assad acordaron no permitir esto. Estados Unidos lo ve como una escalada de un conflicto ya peligroso". Las fuerzas de elite que tiene el Pentágono en Siria se encuentran alejadas de Idlib pero la aviación podría actuar muy fácilmente desde sus bases en Irak y de los barcos estacionados en el Mediterráneo y el Mar Rojo. Desde allí también podría salir una letal lluvia de misiles sobre las fuerzas agresoras.

Por su parte, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Bahram Qassemi aseguró a un grupo de periodistas extranjeros que "Siria tiene todo el derecho a defenderse de los terroristas y nosotros vamos a apoyarlos". El canciller Mohammad Javad Zarif hizo una visita relámpago el lunes a Damasco para coordinar una cumbre entre los presidentes de los países comprometidos en la crisis que se podría realizar en Kazajistán el viernes. Estarían presentes en Astaná, en la nueva y monumental capital kazaja, los presidentes Recep Tayyip Erdogan de Turquía, Vladimir Putin de Rusia y Hassan Rouhani de Irán. Esa podría ser la última oportunidad de llegar a acuerdos básicos antes de comenzar la ofensiva final sobre Idlib.

En los últimos meses, el ejército sirio, con la ayuda significativa de Rusia e Irán, recuperó el control de grandes áreas del territorio nacional. Si el gobierno lograra retomar la ciudad y la provincia de Idlib, el último gran bastión rebelde, la victoria esencialmente marcaría el final de la oposición armada a gran escala dentro de Siria. Pero difícilmente señalaría el final del conflicto o sus miserias. Un cuarto del país aún estaría fuera del control del gobierno con insurgentes armados aún capaces de hacer daño. Con su infraestructura en ruinas, millones de desplazados y los kurdos en control del territorio al este del río Éufrates, la guerra de Siria aún estaría lejos de ser resuelta, pero la batalla decisiva ya se habría librado.

La Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC) es responsable de muchos abusos contra los derechos humanos
La Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC) es responsable de muchos abusos contra los derechos humanos

El viceprimer ministro sirio, Walid Moallem, dijo en una entrevista con la televisión rusa que la captura de Idlib "es una prioridad absoluta, dada la amplia presencia allí de terroristas". Se refería particularmente al Hayat Tahrir al Sham (HTS), que está afiliado a la red terrorista Al Qaeda y es el grupo mejor entrenado de los que controlan la ciudad asediada. Desde 2015 los milicianos extremistas islámicos actúan como autoridad de facto en la zona que va desde el centro de la ciudad hacia el norte y controlan el tráfico de mercancías en la frontera con Turquía.

Las negociaciones que se venían llevando a cabo entre emisarios turcos y los comandantes del HTS para dejar las armas y entregar sus posiciones en Idlib fracasaron. El líder de los yihadistas, Abu Muhammad al Julani, dijo en un video que subieron a uno de los sitios que controlan en Internet que "vamos a combatir hasta las últimas consecuencias". Lo mismo había dicho el ISIS cuando juró combatir hasta la última gota de sangre para defender su califato y terminó entregando las ciudades de Mosul y Raqqa para reagruparse en el desierto sirio.

Un niño refugiado. Temen que la castástrofe humanitaria en Idlib sea de proporciones mayúsculas (AFP)
Un niño refugiado. Temen que la castástrofe humanitaria en Idlib sea de proporciones mayúsculas (AFP)

Dentro de la ciudad, hay disidencias importantes entre los diversos grupos rebeldes que podrían, incluso, llevar a enfrentamientos armados entre ellos. En una entrevista publicada en el New York Times con un combatiente de origen checheno llamado Khatab, este fue muy contundente: "Estoy hablando con mis camaradas. Su sangre está hirviendo. Están diciendo que vinimos para la jihad, no para tener treguas y para arrodillarse ante los turcos".

Las runas de Idlib ya están echadas. Las armas apuntan en todos los sentidos. La tensión de la espera del combate está en su máximo. Los soldados de todos los bandos se aprestan a caminar en esa delgada línea que separa la vida de la muerte. Los tres millones de civiles, las familias, los chicos que se escapan a jugar entre los escombros ante la desesperación de los padres, están atrapados en esa ilógica de la guerra. Todas las miradas están dirigidas al cielo. De allí vendrán las bombas. De allí, los que aún no perdieron las esperanzas, esperan una intervención divina.

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