"Estoy en shock, completamente aturdido. Esta escala de cacería de elefantes es, por mucho, la mayor que he visto o leído en África hasta la fecha", dijo el doctor Mike Chase, de la organización Elephants Without Borders (Elefantes Sin Fronteras), entrevistado por la BBC.
El científico y su equipo, autores de la denuncia, realizaron una inspección aérea de una zona en la que suele haber una gran cantidad de elefantes en Botswana, que es el país con la mayor cantidad de ejemplares de esta especie en el mundo.
Encontraron al menos 87 cadáveres. Todos asesinados en las últimas semanas por una sola razón: sus colmillos. También hallaron cinco rinocerontes blancos muertos.
El Gran Censo de Elefantes que la organización realizó en 2015 documentó que un tercio de la población africana fue asesinada en la última década. El caso más dramático es el de Tanzania, que perdió el 60% de sus elefantes en un lustro.
Botswana era hasta hace poco un país santuario para estos animales, que ascienden a 130.000. En gran medida, esto se debía a que la cacería furtiva se encontraba reducida a su mínima expresión gracias a una unidad especialmente creada para combatirla.
Precisamente esa formación fue desarmada en mayo, un mes después de la asunción del nuevo presidente, Mokgweetsi Masisi. El Gobierno les quitó todo el armamento militar sin dar explicaciones.
"Ahora los cazadores están apuntando sus armas hacia Botswana. Claramente tenemos que hacer mucho más para detener la escala de lo que detectamos en nuestro relevamiento", dijo Chase.
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