Tenía 36 años y las montañas eran "el gran amor de su vida", según la recuerdan sus compañeros en el instituto científico de Moscú en el que trabajaba. Elena Basykina partió el 10 de abril de 1987 junto con una amiga desde la capital rusa hacia la ciudad de Mineralnye Vody, donde pasaría sus últimas vacaciones haciendo lo que más le gustaba, montañismo.
El objetivo era escalar el Monte Elbrús, que tiene una altitud de 5.642 metros. Las dos mujeres emprendieron la expedición junto con un grupo de cinco amigos que conocieron en el hotel en el que se hospedaban. Nunca regresaron.
Una avalancha los enterró y no dejó rastros de ellos. Un equipo de rescatistas salió a buscarlos al día siguiente, pero nunca pudo encontrarlos.
Días atrás, un grupo de montañistas que recorría la zona encontró un bulto llamativo en la nieve. Tras escarbar un poco se dieron cuenta de que era el cuerpo momificado de una persona.
Era Elena Basykina. Junto al cadáver había un pasaporte de la Unión Soviética con su nombre y estaba el boleto de avión que había tomado antes.
"Estuvimos esperando a Elena todos estos años", dijo su primo Evgeny, entrevistado por el Komsomolskaya Pravda. "Tratábamos de descifrar qué es lo que podía haberle pasado. Hasta temíamos que la hubieran secuestrado, porque es una región muy peligrosa".
Un equipo de rescate fue a buscarla y trajo los restos de la mujer, que fue la única miembro de la expedición encontrada. Su familia realiza gestiones para trasladar el cuerpo a Moscú.
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