(Nota publicada en Aurora).
La Administración Trump anunciará en los próximos días su rechazo a la demanda de los palestinos del llamado "derecho del retorno" a Israel, para los miles de refugiados que aún viven y sus millones de descendientes, adelantó un reporte del canal Hadashot.
Estados Unidos anunciará una política que, "desde su punto de vista, cancela esencialmente el "derecho del retorno'", indica el informe.
El llamado "derecho del retorno" es una de las demandas claves en el conflicto israelí-palestino. Los historiadores estiman que los refugiados palestinos, durante el conflicto con Israel, a fines de la década de los cuarenta, sumaban alrededor de 700 mil almas. Los palestinos reclaman que existen ahora al menos cinco millones de descendientes de los refugiados originales y que tendrían "derecho a retornar" al territorio que hoy en día es Israel. El llamado "derecho del retorno" no está anclando en ninguna legislación internacional. Además, Israel rechaza esa exigencia indicando que un flujo masivo de millones de palestinos alteraría el balance demográfico y, por lo tanto, destruiría el carácter del Estado, conformado por una mayoría judía.
Según el canal Hadashot, a principios de septiembre, EEUU anunciará su nueva política sobre la cuestión. Washington dará a conocer un informe que indica que solamente medio millón de palestinos deberían ser considerados legítimamente como refugiados (al igual que en el resto de los casos similares del mundo). Al mismo tiempo, Washington repudiará la designación de la ONU según la cual millones de descendientes de los refugiados originales deben ser considerados también refugiados. Esa definición es únicamente para los palestinos y es la base que le permite a la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos) seguir realizando sus actividades.
Numerosas voces críticas han comenzado a escucharse en contra de la burocracia de la UNRWA. En mayo pasado, el ministro de Exteriores de Suiza, Ignazio Cassis, reconoció que la principal tarea de la UNRWA es perpetuar el conflicto y que las millonarias sumas de dinero que los países donantes le confieren deberían destinarse, en cambio, a los estados que albergan a los refugiados para facilitar su integración a aquellos.
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